El mundo es un caleidoscopio y yo aún sigo buscando el cristal más bonito para mirar...
28 de diciembre de 2009
París, Praga y otras cosas para cerrar el año...
17 de diciembre de 2009
Toda una década
15 de diciembre de 2009
Propera parada: Barcelona
Lo que más me impactó: El Parc Güell y La Sagrada Familia, realmente uno se queda con la boca abierta.
Lo que más disfruté: El paseo por Montjuic: la fundación Joan Miró, seguida de la visita al estadio olímpico casi me saca lagrimitas (si, soy fan de Coby y qué y qué, y me creí lo de la flecha con fuego en el pebetero, mea culpa)
Perla escondida de la ciudad: El Palau de la Música Catalana (Orfeo Catalá), maldita sea el último día ya no alcanzamos boletos para la visita guiada y yo casi lloro. Es hermoso.
Adicción descubierta: El cava rosado y el zumo Granini, una delicia.
Sorpresillas: El genio de Domenech siempre a la sombra de Gaudí, y los maestros de primaria. Juro que había uno que llevó a sus niños al Park Güell y que traía rastas y piercings y todas esas cosas por las que se escandalizarían las mamás aquí en México.
Pues qué les digo, a Barcelona llegué un poco fastidiada y molesta. Me seguía molestando la maldita cintura con un dolor que seguro era muy parecido al de un parto - bueno, dolía un chingo, soy una nena mariquita y qué- y no me quería ir de Madrid. El tonto mapa que nos dieron en el aeropuerto era la cosa más inutil del mundo y no hallábamos nuestro hotel, cuando intentamos transbordar del Renfe al metro acabamos en la calle y así...
Caminamos como DIEZ cuadras con la maleta a cuestas - y en realidad habría que multiplicar eso por 1.3 porque había que caminar extra por la bendita idea de recortar las esquinas - , y juro que no estoy exagerando. cuando llegué al hotel yo sólo tenía ganas de dormir, boca arriba para que mi cintura se tranquilizara. Pero al final, logré pararme y salimos al mundo.
Porque sí, Barcelona es un mundo.
Un mundo en el que las calles no son cuadradas, son hexagonales - lo cual en principio me resulto la cosa más difícil de entender del mundo, creo que nunca logré cruzar bien una calle-; en el que el peatón es la cosa más importante - con carriles para bicicletas y motonetas que si funcionan y automovilistas que en verdad se detienen para dejarte pasar- y con un montón de gente de distintas lenguas y nacionalidad que la convierte en una especie de torre de Babel que se extiende desde el mar hasta la montaña.
Y es definitivamente un mundo en el que hay mil cosas por descubrir.
Cuando, después de caminar un rato, ya sin mochilas, encontramos La Sagrada Familia, fue un momento indescriptible. Sí, sí, ya se que caigo en el cliché de Gaudí es Dios y demás...pero es que en verdad no te la crees. Cada fachada está hecha con tanto amor y detalle, con la pasión de alguien que sólo vivió para eso, que encontró su vocación en el arte. Definitivamente alguien con una misión en la vida. Sólo la suma de talento, pasión y visión pueden llevar a esas maravillas. Sentí una ligera opresión en el pecho, sonreí y me dije aquí estoy.
No entramos al museo, pero pasamos un largo rato observándola, tratando de aprehenderla por completo. Y después, a intentar recorrer todo lo que faltaba.
Algunos pueden decir que los Champs Elyseés es la calle más bonita del mundo. Pero el Passeig de Gracia no le pide nada: amplio, bien iluminado, es ideal para caminarlo al atardecer y descubrir la manzana de la discordia, en donde La Morera, La casa Amatller y la Casa Batlló pelean por el título de la más importante construcción modernista.
Había que entrar a la Casa Batlló. Definitivamente las fotos no le hacen justicia, mirarla es toda una experiencia. Cada rincón, cada detalle es una sorpresa pero es aún más sorprendente el conjunto de todo ello. Pasamos ahí una tarde, tocando, mirando, escuchando, sintiendo la luz, la falta de luz. El espacio.
Seguimos con la casa Amatller, un lugar en el que la fantasía y la realidad se unen para crear una historia en sus paredes.
Y de pronto, la noche en las ramblas, la visita obligada al barrio gótico y el Colom frente al mediterráneo.
Pero nada, nada es comparable al Parc Güell. El lugar tiene su propio soundtrack: Jazz, Bossa Nova y hasta Los Beatles tienen cabida. Cada área tiene su sonido, su particular textura, su propia iluminación. Me enamoré del Parc Güell porque, además, por primera vez en el viaje me hizo mirar a mi novio a los ojos y sonreir. Siempre atesoraré esos momentos en el corazón.
Montjuic merece un día, no me alcanzan las palabras para describir mi emoción al tener las obras de Miró enfrente, el tapiz de la fundación es verdaderamente una cosa de no creerse. Y el atardecer en la anilla olímpica. Bueeenoooo...me tomé mi foto con el pebetero y canté la canción de Coby. Las de Barcelona han sido siempre mis olimpiadas favoritas y ni las superproducciones recientes han logrado opacar lo que sentí cuando encendieron el pebetero con una flecha. Tenía yo 8 añitos.
Me da la impresión de que cada vez que recuerdo Barcelona, crece mi aprecio por ella. Por sus calles, por sus rincones, por su arquitectura, por la cultura que la recorre, por erigirse en una babel moderna y organizada. Por lo que queda de las exposiciones universales, por lo que aportó al mundo con el modernismo...
Barcelona me sorprendió con cada rincón y es definitivamente un lugar al que he devolver. No sé si pronto, pero he de regresar. Al menos a ver como queda la Sagrada Familia cuando esté terminada.
3 de diciembre de 2009
Dieta Mediterránea
La película en cuestión es Dieta Mediterránea (España, Dir. Joaquín Oristrell, 2009 , Con: Olivia Molina, Paco León, Alfonso Bassave), y la ví por puro churro gracias a la Muestra de Cine Español... que se acaba hoy, pero si tienen oportunidad de verla en algún otro lugar, por favor véanla. Es un must.
La película cuenta la historia de un romance, uno muy poco convencional. Sofía nace a finales de los 70s y decide que su vocación y misión en la vida es ser , no una buena cocinera, sino la mejor del mundo. A partir de ese destino trazado, su vida se enlaza con Toni y Frank, dos hombres que, a su manera, quieren hacerla feliz.
Para Toni hacerla feliz es darle una casa y formar con ella una familia, cerca de sus padres, mantenerla honradamente, pues. Para Frank, hacerla feliz consiste en ayudarla a explotar su talento en la cocina...y luego explotarlo él. Frank ve en Sofia una mina de oro, la piedra faltante para poder lograr su sueño de montar un restaurante.
Pero el triángulo amoroso no es tan sencillo. Al final, Sofía se da cuenta de que necesita ambos mundos: una familia y un futuro brillante para su carrera. Pero aún más importante, necesita a Frank y Toni, a los dos, para ser feliz. Así, para poder ser felices, los tres establecen los lunes como su día de reunión, un día de libertad total en que pueden hacer lo que quieran y en que los tres comparten su desnudez con una sonrisa en el rostro, mientras a los niños los cuidan sus abuelos.
Entre los tres se establece una relación cómplice, llena de deseo, amistad y compromiso. De tal forma que uno comienza a cuestionarse sobre sus propios principios morales. ¿Estaríamos dispuestos a tener una relación con tres bandas? ¿importaría si somos el esposo o el amante?
Al final las preguntas están planteadas con toda la buena vibra del mundo y en medio de un humor ácido que incluye un papá bisexual, una esposa japonesa descubre-ovnis y platillos dignos de provocar erecciones y ataques risa.
Todo esto aderezado con el mar de fondo, la brisa salada soplándonos por la espalda y los sabores casi paladeables de la bendita Dieta Mediterránea. Sólo en un lugar como Barcelona se podría obtener tanta frescura.
Al final, me provocó muchas sensaciones que creía ya olvidadas entre el polvo de aquello a lo que llamamos madurez. La dimensión lúdica del deseo, en que desnudez, fragilidad y franqueza se muestran como algo permisible y alcanzable y que en muchas ocasiones nos vemos obligados a encerrar con nombres como noviazgo o matrimonio, volvió a mí. No hay nada más excitante que la complicidad en una relación, nada más desafiante que sabernos dueños del secreto del otro. El erotismo se compone de eso, de aquello que está velado y que nos promete el cielo. Sólo en la penumbra del erotismo somos capaces de admitir aquello que la luz de la sexualidad explícita nos obliga a censurar.
¿Qué de malo tiene una relación en que hay amor por parte de los tres, en que hay deseo por parte de los tres, en que hay plena confianza por parte de los tres? ¿Qué son tres? Quizá no soy tan vieja como pensaba. Porque no le veo nada de malo al número tres.
Por breves instantes, recordé lo que era tener veinte años y pensar que todo es posible. Y aún así, mis principios se mantienen intactos: amor y honestidad. Cualquier relación en la que esos principios se excluyen me parece mucho más inmoral que un Big Love consensuado. Vamos, que tampoco apoyo la promiscuidad. Los tres son siempre los tres, y miren que conozco parejas en los que la relación a veces es de 4 y a veces de un número que no cabe entre el uno y el diez.
Caray...pues si pueden vean la película e intercambiamos impresiones. Les dejo el trailer pa' que sepan de que hablo:
El día en Toledo.
Quizá lo que más me impresionó de Toledo fue la catedral. Realmente es muy bonita, créanme que he visto muchas iglesias y ninguna me ha dejado tan embobada. Se respira paz, en verdad. Y no sólo en la catedral, no hace falta más que caminar por las orillas del rio Tajo para sentirse pequeño y jóven andando puentes que están ahí desde hace más de 500 años.
Es de cuento.
- Me quedé con ganas de visitar la Sinagoga de Tránsito, pero he de volver. Es una promesa -
Si paran por Toledo, no olviden comprar turrones y mazapanes, compré unos de chocolate en Los Toledanos que para que les cuento. Riquísimos. Intenté no dejarme el sueldo comprando damasquinado (una artesanía típica que consiste en crear figuras con hilo de oro sobre una base acero inoxidable), y lo logré sólo por obra y gracia de Jebuz. En verdad que hay cosas bonitas.
Tan pronto tenga fotos actualizaré este post, porque en honor a la verdad creo que no le estoy haciendo justicia a tan bonito lugar. Esperen las postdatas.
1 de diciembre de 2009
Siempre tendremos...Madrid
Comida más barata: Bocadillo + caña 2 Euros en el Museo del Jamón. Toda una joya de la ciudad.
Lo que más me impactó: Ver el Guernica con mis propios ojitos mios de mí y aunque merecería una mención aparte, la Catedral de Toledo. Impresionante.
Lo que más disfruté: Ver el atardecer desde el Templo de Debod.
Perla escondida de la ciudad: Los frescos de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida, cuya visita concluyó en una deliciosa comida en Sidras Mingo
Adicción descubierta: Al jamón ibérico. MMMMMMM.
Sorpresillas: El concepto del mercado de San Miguel, Kukuxumusu, el rosedal.
Madrid fue un gran inicio. El aeropuerto de Barajas para empezar, es la cosa más limpia y ordenada que he visto en mi vida (nada que ver con el horrible Heathrow de Londres), con terminal del metro dentro del mismo aeropuerto, práctico y funcional.
Nos hospedamos cerca de la Plaza del sol, y de ahí todo fue caminar. El 1er día visitamos la Plaza del Sol, el Palacio Real y la Catedral de Almudena (mucho más nueva que la linda Catedral de la Cd. de México. Aprendizaje del día: que los jugos son zumos y el durazno, melocotón; las sabritas allá son Lays y el sabor favorito es el de jamón ibérico.
Madrid fue el 1er lugar del mundo en el que comí Kebab/falafel. Delicioso.
Al otro día, tour imaginario por el Madrid Medieval. Uno aprende que las apariciones de vírgenes son cosa de todos los días y que basta con rezar y rezar para que dentro de un muro aparezca la bendita imagen con velitas encendidas y todo. También aprendimos que a España le va mal porque vivieron con judíos, y si ellos se cargaron al hijo de Dios pues...ya se imaginaran la tirria que les tiene -como aclaración, el comentario fue dicho en broma por un guía de turistas con un humor bastan te negro y aludiendo a la arquitectura ;). Nada serio. Todo en broma. España vive con su historia todos los días, en cada una de sus calles pero se niega por principio a hablar de ella. Al menos en Madrid.
Y es que Madrid es una ciudad moderna, vamos, que la Cd. de México es más antigua, imaginen. Y es siempre una fiesta. Si me enamoré de Madrid es por la buena vibra que despiden todos durante todo el día. Parece que todos van rumbo a una fiesta o van saliendo de una fiesta o están en una fiesta. Increíble. Esa sutil indiferencia hacia los demás, esa sensación de breve felicidad. Me encantó, sucumbí al carisma de la madre patria.
El parque del retiro es lindo. Muy lindo. Fue durante esa visita que caímos en cuenta de lo común que es decir culo en Madrid. Y que os den por culo a todos. Las popitas tienen sal hasta el culo. Dónde te portes mal te golpeo en el culo. Ah! Bonito! claro, las risitas mojigatas escapaban de nuestro control.
Vale la pensa perderse un rato en el parque y observar a los niños, los pocos niños. Todos, eso sí, con la última moda en carreolas. Yo quiero una que tenga sleeping integrado, se ven tan calientitos y felices. Y sonrientes.Porque los niños madrileños son la cosa más consentida y echada a perder del mundo, son del tipo de niños que gritan a sus papás y que no están nunca conformes con nada. Si alguna vez vieron Crimen Ferpecto de Álvaro de la Iglesia y recuerdan a la hermanita, sabrán a qué me refiero. Visitar Madrid es intenso.
Y todo se volvió más intenso en cuanto pisé el centro de arte Reina Sofía. Ver el Guernica fue algo estremecedor. No por ser en Blanco y Negro la guerra resulta menos desoladora. Miró, Dalí, Picasso. Toda una experiencia.
Luego a terminar el día en el Museo del Prado. Caray. Qué impresión. ¡Vi las pinturas negras de Goya! Me volví muy fan desde que trajeron una exposición de sus grabados a San Ildefonso. Pero sus pinturas son muy otra cosa. Casi lloro. de verdad. Con todo y el puto dolor de cintura que decidió atacarme durante todo el viaje, disfruté caminar por el Del Prado. Y Las Meninas. A veces, cuando vez todas esas cosas en los libros, durante tantos años, tantas veces, comienzas a dudar de su existencia real y entonces te sorprenden aún más, con dimensiones y tamaños que no imaginabas, con detalles y pinceladas que ninguna fotografías es capaz de transmitir. Fue como si mi niña interna hubiera, colmado todos sus sueños de un plumazo. Porque sí, cuando niña, yo soñaba con verlo todo, con tocarlo todo, empezando por esas fotos en los libros que nunca creí corroborar.
Ahora tengo veinticinco años y sé que valió la pena esperar, mis ojos miraron con más avidez y con más incomprensión. Me gusta no comprenderlo todo.
Y para sumirme en esa incomprensión, bastó con terminar el día tomando chocolate con churros en la chocolateria San Gines. Una tradición tan española no podía sino venir del continente americano. Las ideas, como la materia, no se crean ni se destruyen, simplemente se transforman. Y España entera es una muestra. Madrid, sólo un botón. Sin árabes, sin la judería, ni la arquitectura, ni el arte, ni su borrosa identidad existirían.
Fenómeno.
Y Toledo al día siguiente, no hizo sino comprobarlo.
Pero esa, es otra historia.
22 de noviembre de 2009
El recuento de los daños.
Sólo puedo decir que no fue lo que esperaba. No salió como lo planee. Y en el fondo eso es lo mejor del asunto.
Estoy intentando poner orden a las fotos y a mis ideas para darles un poco de sentido y coherencia. En fin, que mañana hay que volver a trabajar.
Pero esa es otra historia.
29 de octubre de 2009
Señales de humo
Entonces. En medio de esa novedosa forma de depresión sin sentido alguno, se me ocurrió mandarle un mail a mi amigo Jon hasta el otro lado del mundo. Australia para ser precisos. Y el respondió. Y no sólo eso. El me llamó.
Y esa simple llamada me hizo la persona más feliz sobre el planeta tierra. El simple hecho de contestar el teléfono y escuchar su voz me hizo recordar lo importante importantísimo que es contar con amigos en la vida.
No he sido una buena amiga ultimamente. Pero ese es tema para otro post.
Mi punto era que su llamada llegó en el momento preciso.
Y es que hay muchas clases de amigos, hay amigos con los que es divertido empedarse y decir pendejadas...y hacer pendejadas. Hay amigos, también, con los que vale la pena tomarse un café, o irse de compras. Hay amigos con los que uno sólo puede comunicarse via messenger y aunque no los veas en años, vas y les cuentas tu vida electrónicamente. Y hay amigos, los mejores, con los que todo puede ser hecho. Amigos que te han visto triste y feliz y haciendo el ridículo, y cagándola, y que te regañan, te animan , te escuchan, te cuentan.
Jon es uno de esos amigos. Y me alegra haberlo visto gracias a la bendita tecnología (Jebuz bendiga a Skype). Y saber que está bien, y saber que aún podemos reírnos juntos y que aún me puede regañar por mis dramas innecesarios y que aún podemos compartir secretos.
Y entonces...
reaparece una amiga a la que creía perdida irremediablemente. Una amiga con la que había soñado, a la que extrañaba, a la que deseaba ver, a la que deseaba saber viva.
Y entonces, llegaron a mi sentimientos encontrados: por una parte una GRAN GRAN GRAN alegría, porque ahora se que está bien, que tiene la familia que siempre deseó. Por otro lado, me sentí como cuando un hijo se le esconde a su mamá en el super. Cuando la mamá eventualmente lo encuentra se siente feliz pero después de 5 minutos se enoja "pinche chamaco, ¿qué no ves que me tienes con el Jesús en la boca?".
Pues así, me alegra haberla encontrado.
Pero me duele saber que no estuvo aquí todos estos años.
Y me duele más que ninguna de las dos es lo que espereba. Yo esclavizada en un trabajo de oficina. ella con dos niños y un marido. Nunca vivimos juntas, como era nuestro plan. Nunca viajamos juntas como soñamos tantas veces.
Pero volvió.
Y eso es lo que importa.
Aquí un poquito de lo que sentí en su ausencia. Y aquí lo que me trajo su regreso.
16 de octubre de 2009
2 X 1
Normalmente, veo una pelícual buena, que me encante de verdad y luego pasan semanas en que hay puro chick flick en el cine (notese que soy MUY fan de las chick flicks OK?).Así que, en honor a esta ocasión especial, deberé de escribir de cine (aunque soy de la firme opinión de que ya hay por ahí muchos seudocríticos de cine).
En fin.Va el cuento.
Bastardos sin gloria.
Me enamoré de Brad Pitt cuando tenía como 11 años y en un sábado solitario en mi casa, encontré 12 Monos (en un lindo formato Beta). Me enamoré de un tipo que parecía loco, y que entonces, como ahora era un actor genial.
Me enamoré del cine de Tarantino no con los litros desangre derramada por una chica vestida de amarillo, sino por Four Rooms (si no la han visto, por favor, ¿qué esperan? Tarantino dirige la historia de la última habitación).
Bastardos sin Gloria, por tanto, era una película que no podía perderme. Moría por verla desde hace taaanto. Sucede muchas veces que cuando uno tiene tantas expectativas, salga defraudado. Pero este no fue el caso.
Tarantino me demostró que su esencia va más allá de la sangre. Su sello es algo mucho más profundo. Tiene que ver con el engrandecimiento obsesivo de cirtos sentimientos. Primordialmente la venganza y la furia. Venganza y Furia que hacen volar su imaginación, pero siempre en un marco técnicamente delimitado.
De una manera extraña, Bastardos sin Gloria me recuerda al Cinema Paradiso de Tornatore. El cine como expresión, como meta, como arte y como elemento político.
Finalmente, tampoco es que quiera contar mucho de la película.Sólo quiero decir que Tarantino me ha reglado dos amores más: Cristoph Waltz quien, encarnando a Landa, le da total sentido a la película, un actor lleno de matices; y Eli Roth, quién ahora ocupa un lugar especial en el wallpaper de mi
PC, hay que admitirlo, los brazos de se hombre me llenaron de obscenos pensamientos durante toda la semana...en fin.
Al final, lo que me gustó de la película es su exactitud musical, uno puede imaginarse a Tarantino pensando stacatto, llevando la obra hacia un crescendo. Definitivamente una sinfonía.
Sector 9
Creo que en algún momento de la vida había escrito que no me gustó el último libro de Saramago (El viaje del elefante), pero soy MUY fan de sus ensayos (Ensayo sobre la ceguera, Ensayo sobre la lucidez). Lo que me encanta de esos libros es la ciencia ficción social, la capacidad del autor de llevar un supuesto hasta las últimas consecuencias, entendiendo en el camino todas las implicaciones de esa suposición.
Y algo así me pasó con Sector 9.
El planteamiento es sencillo: una nave alienígena decide paras sobre Johannesburgo (no sobre Nueva York, ni sobre Chicago, sobre Johannesburgo) y los humanos se ven obligados a convivir con unos alienígenas, cuyas intenciones no son del todo claras, aislándolos dentro de una "reserva". Así pasan 20 años, la reserva se convierte en un nido de pobreza y crimen, los alienígenas se han convertido en "ciudadanos" de segunda clase. La sociedad está fastidiada de lidiar con ellos, así que deciden moverlos a un lugar lejos de la ciudad. Al menos para no verlos.
De ahí parte toda una alegoría sobre las diferencias raciales (bueno, bueno, entre especies), la seguridad, la guerra, el crimen organizado y la familia. Uf. Todo lo que hace de la occidental una civilización avanzada, es decir, la posesión del poder.
El guión está bien construído, y te va internando en el mundo de la película, utilizando recursos narrativos antes vistos en películas como Cloverfield o La bruja de Blair. La película inicia como un falso documental, hablando de un evento que ya sucedió y que envuelve al protagonista, así, tu atención es capturada desde el segundo uno sin posibilidad de escape.
Los efectos especiales, la música, el maquillaje, son los complementos perfectos para una historia totalmente humana, aunque los personajes no lo sean del todo. Al final, una pregunta queda en mi mente y esa pregunta es ¿dónde reside nuestra humanidad?
***
En verdad grandes películas, no se tomen muy en serio lo que digo, como ya dije, no intento sumarme a la lista de críticos de cine que pululan por la red. Sólo tenía necesidad de decir: estas películas SON GRANDES, REDONDAS. Merecían, al menos, una mención.
14 de octubre de 2009
Doña Lucha
Mi abuelita.
Maria de la Luz, todos, todos, todos, la llamaban Lucha. Mi abuelita era la onda. Una cabrona en toda la extensión de la palabra. Así como el personaje de Mara Escalante, ella se hacia cargo de la familia, vendía Avon, Fuller, Tupperware, cosía ropa, hacía yoga, se iba a bailar los domingos...
Yo tengo recuerdos muy felices a su lado, siempre robándole un sorbo de su café negro que por artes y magias extraños era el mejor café ever. Ella fue para mí, mi mamá. Y yo era su Albertano.
Nadie, en toda mi vida, me ha consentido, ni me ha querido más que mi abuela. Fue ella quién me rescató de las garras feroces de un roba-chicos que intentó robarme de su mano cuando yo era una pequeña y bella niña.
Fue ella quien con paciencia y amor me enseñó a leer y escribir sobre un libro azul en el que se podían calcar las palabras.
Fue ella quien me enseñó la importancia de la cortesía, del respeto, de la alegría.
Fue ella quien me enseñó a bailar salsa cuando apenas podía caminar. Quien me salvó de una terrible inundación cuando iba en el kinder. Quien cosió los vestidos más lindos que he usado en mi vida. Ella enjugaba mis lágrimas cuando no tenía a nadie más. Ella escuchaba las causas de mis terribles eventos depresivos, y era ella quien me preparaba mi sopita de fideo con platano... delicias de la vida.
Hoy se cumplen 8 años. Ocho años de que nos dejó para siempre. Ocho años de haber perdido la batalla contra el cáncer, un cáncer silencioso que sólo apareció cuando era inevitable su partida.
Y su pérdida no me duele ni más ni menos de lo que me dolió aquel día. El día que su muerte se llevó una parte de mi corazón y mi inocencia, el día que aprendí que crecer es inevitablemente comenzar a perder.
La extraño, mucho. Quizá hoy más que nunca. Extraño el confort de sus abrazos y sus carcajadas sonoras. Su manera graciosa de decir palabrotas. Sus maneras francas. Su personalidad de mulata veracruzana (aunque ella hubiera vivido siempre en el DF). Su espiritualidad ecléctica en la que lo mismo cabían Jesús que el tarot y los templos espiritistas. Y extraño también la niña que yo era cuando ella vivía. Una parte de mí se murió con ella y se que no la voy a recuperar nunca.
Porque cuando uno pierde algo en verdad amado nunca lo recupera, y nunca se recupera.
Le agradezco a mi abuelita todo, todo lo que hizo de mí.Y todo lo que intentó hacer de mí y que yo por miedo o por torpeza no supe llegar a ser.
PD Lo más divertido del asunto es que juro que parece que Mara Escalante conoció a mi abuela. Prometo conseguir su foto para que vean que no miento, vamos que hasta el chalequito usaba.
13 de octubre de 2009
Nieve en Praga
Lo triste es que no tengo con quien compartir mi emoción.
***
Como ya no tengo a quién contarle mis planes porque ya me cansé de estar toda emocionada y que a la otra parte interesada todavía no le caiga el veinte del viaje y nada más me de el avión, en alguna parte tengo que desahogarme. Considerando que no se me ocurre a quién pueda importarle si me voy de viaje o no y los pormenores de mi tan tan tan esperado viaje, pues voy a escribirlo aquí. Total que ni hay tantos lectores, así que no habrá reclamaciones. Espero.
Madrid, Barcelona, París, Praga. Ese será el itinerario. Hermoso. Ir a Madrid, ver, en vivo y a todo color, las Meninas de Velázquez, el Guernica de Picasso...ir a Toledo y conocer Santa María la Blanca... Ir a Barcelona y visitar La Sagrada Familia, pasear en Parc Güell, visitar Notre Dame, conocer el Louvre...
Sé que voy a llorar de emoción una vez que haga todo eso. Lo sé porque así de sensible soy y lloré frente a la Piedra Rosetta en el British...
Pero nada, nada, nada será como conocer Praga.
No sé con exactitud cuando comenzó, pero ha crecido en mí un amor incondicional por una ciudad que no conozco. Kafka y Kundera me han guiado por sus calles y sus pasiones, alguna vez vi un documental en Canal 22 y me dí cuenta de que no podía morirme sin conocer Praga.
Pensé que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera hacer mi sueño realidad. Pensé inclusive, que eso nunca sucedería. Pero este año han pasado tantas, tantas cosas buenas. Todo se acomodó para que este viaje sucediera y soy la persona más feliz del planeta. La emoción me desborda...
Y es justo por eso que ahora estoy deprimida. Sí ¿pueden creerlo? Es una estupidez, pero me cuesta trabajo mantener mi equilibrio emocional y una vez que he sobrecargado el termostato me cuesta TANTO trabajo recuperar mi serenidad habitual (digo, habitual últimamente).
Y si estoy deprimida es porque a mi querido novio no le emociona tanto como a mí. Todo le da lo mismo, le cuento de los museos, de las calles, de lo que podríamos hacer, de los lugares que DEBEMOS visitar...y si lo hago es porque espero que él me dé, al menos, su opinión. Pero eso no sucede, él dice que aún no le cae el veinte, que tiene demasiadas cosas en la cabeza. Y yo le creo. YO SÉ que tiene mucho trabajo. Así que he decidido dejarlo por la paz y venir a contar aquí mis penas y emociones en vez de agobiarlo a él.
Les tocará padecer de los preparativos de este viaje, porque no tengo dónde más sacar esta magnífica y terrible excitación que me corroe.
Tengo ganas de gritar de la emoción, lo juro. Porque lo que más más más me encanta del asunto es que es un viaje que yo misma diseñé, hecho a la medida de mis sueños de niña solitaria, encadenada por siempre a la pasión de leer. Todos esos lugares que una vez dibujé en mi mente a fuerza de imaginación y deseo serán ahora parte de mis presentes y mis recuerdos. Y mejor aún, los viviré con la mejor persona del mundo.
Nada. Nada, en serio, podría hacerme más feliz en estos momentos. Así que disculpen ustedes las lágrimas, mi cuerpo no está acostumbrado a tanta alegría.
Ya les contaré-
8 de octubre de 2009
Ni perdón ni olvido
Y este no es un post sobre el 2 de octubre, es sólo que al escribir el título recordé ese hecho de la vida real.
En fin, a lo que iba.
Ayer, casi a medianoche, no pregunten por qué, me topé con el cuaderno en el que escribía justo a la mitad de la carrera. Ya hace 5 años.
En ese cuaderno estaban plasmadas mis cartas a mi misma, mis citas favoritas, mis poemas...fue la época más feliz pero, también, la más dolorosa de mi vida. Durante dos semanas creí que iba a morir de amor. Sí, de amor, así como la niña de Guatemala.
Yo creo firmemente que en la vida de todas las personas hay siempre puntos de inflexión, momentos, situaciones e incluso palabras que determinan un antes y un después. Y para muchas personas uno de esos momentos es cuando les rompen el corazón por primera vez.
Así fue para mí. Yo, la ingenua, enamorada de la vida y el amor, idealista, romántica, terminé con una depresión terrible cuando me rompieron el corazón por primera vez. Las circunstancias ya no importan, pero estoy segura que NADIE, NUNCA, JAMÁS me romperá el corazón de nuevo.
Lo peor del asunto, es que sigo enamorada de esa persona que me rompió el corazón aquella vez. Y hoy, más que nunca, estoy convencida de que no amaré a nadie como lo amo a él. Y lo mejor de todo el asunto es que él está a mi lado, es mi compañero, mi mejor amigo, mi confidente...
No fue fácil, ni perdonar, ni olvidar y hubo momentos en estos años en que creí que no lo lograría nunca. Pero así fue. Perdoné y olvidé. Hoy quedan sólo cicatrices de aquella fragmentación trágica de mi pequeño y fragil corazoncito. Cicatrices que no tengo la menor intención de borrar porque me recuerdan quién soy ahora.
Nunca ni por un momento dejé de creer en el amor. Ni dejaré de creer en él lo que me resta de vida. Pero ahora soy una mujer mil veces más segura, sólo que ahora soy también mil veces más prudente. Nunca como ahora estoy convencida de que el amor, no el enamoramiento, el amor de verdad, aquel que te transforma por completo es un acto cincuenta por ciento hormonal y cincuenta por ciento racional.
Perdonas y olvidar, por otro lado, no son actos que surjan de la voluntad ( a ver intenten NO pensar en pinguinos bailando....YA....seguro están pensando en pingüinos bailando...Ahora olvidenlo...olvidenlo...olvidenlo...creqo que queda probado mi punto). Creo que son actos surgidos de la fe y de la siempre purificante acción del tiempo.
No moriré de amor.
Ni de olvido.
Y eso es por que alguien tiene fe en mi.
28 de septiembre de 2009
Punto y aparte.
23 de septiembre de 2009
El mundo bipolar. Y por qué no necesito un libro de autoayuda.
Según entiendo El secreto es algo así como una guía para la vida plena y la felicidad que te llevará a alcanzar tus sueños y objetivos. Y no tengo el menor interés en leerlo. ¿Para qué? Todo el mundo se ha encargado de darme una versión for dummies sin haberla pedido siquiera.
Algo así como: si deseas algo con todas tus fuerzas el universo entero conspirará para que se vuelva realidad.
Bah.
Nunca he confiado en los libros de autoayuda, tanto optimismo me da mala espina.
Pero, soy fiel creyente de que todo llega en el momento oportuno. Vamos que, como diría Rilke, tiene razón la vida, siempre y en cualquier caso.
Este año me voy a Europa de la vacación, lo cual me tiene profundamente feliz. Las piezas se acomodaron y estoy esperando, cómodamente, a que llegue el día de mi partida. Lo cual significa también, que hube de hacer algunos ajustes en mis presupuestos personales. Pero nadie dijo que los viajes cayeran del cielo. No siempre.
Total, que cuando parecía que podía empezar a creer en la increíble bondad del universo y sus complots para favorecerme a mí, su hija más favorita...pues nada, empezaron a anunciar los conciertos de noviembre. WHAT THE FUCK.
The Killers...
The Ting Tings...
¿De qué se trata?
Con lo cual compruebo, una vez más, que el mundo es bipolar. Todos los complots universales acaban demostrando que el pasto es más verde del otro lado de la cerca. Lo malo es que ahora tengo visión estereoscópica desde dos jardines y cercas a un tiempo.
Y aún así, estoy feliz.
15 de septiembre de 2009
Cuestión de gustos.
Figurense ustedes que osaron poner en una de las listas a Batalla en el cielo. ¡Batalla en el cielo! (por Dios, que es casi, casi sacrilegio).
Yo odio y detesto esa película.
La alucino.
Es la peor película que he visto nunca.
Recuerdo haber salido del cine después de verla y desear no volver nunca más. Ni al cine. Ni a las películas. Así de grave. (Y es particularmente grave si se contempla el agravante de que AMO el cine, lo amo lo amo lo amo).
Pues. Así es esto.
Mi mejor amigo cree que es FA-BU-LO-SA, el mejor retrato del México actual y no se cuánta cosa más.
Si yo fuera crítica de cine, me importaría, y la vería otra vez y me obligaría a mar a Reygadas como todos los críticos de cine de este bonito país que es México.
Pero, no soy crítica de cine, así que me da igual lo que piense mi mejor amigo, ustedes o mis papás.
La película apesta.
Lo cual me acabó llevando a otra reflexión: ¿de qué carajos se construye el gusto? El sábado tuvimos una fuerte discusión sobre la homosexualidad, en la oficina. A mí me dan enteramente lo mismo las preferencias sexuales de quien se les ocurra: mis amigos, mis hermanos, los vecinos, las personas que echan piropos vulgares en la calle... ¿mientras se acuesten con personas en pleno uso de sus facultades mentales, a mí qué?
Pero hay quién sigue pensando que son una aberración de la naturaleza y están bien mientras no nos toquen porque entonces podemos dejarlos ser, porque sí los dejamos ser siempre y cuando no tengan pareja de nuestro mismo sexo y se tomen de la mano frente a nosotros y así porque qué asco que se besen guacala imagínate que te voltee a ver uno de esos y que ni se les ocurra adoptar niños porque van a criar un hijo puto...etc.
Al final recordé una frase de mi oootrooo mejor amigo (gay, by the way) que explicaba algo así como: yo no puedo dejar de ser gay, no me pueden dejar de gustar los hombres, es como decidir que sabor de helado te gusta más, si chocolate o vainilla.
Al final, no hay respuesta correcta. Tanto el helado de chocolate como el de vainilla son deliciosos (bueno, a mí no me gusta el helado de chocolate a menos que sea Chocolate Fudge Browny de Ben & Jerrys, pero esa es otra historia). En lo personal yo prefiero el Cherry Garcia.
Cuestión de gustos.
Y no, no soy lesbiana. Creo.
PD. Batalla en el cielo still sucks.
14 de septiembre de 2009
Dar el salto
He de admitir que siempre anhelé una relación de esas de película gringa, donde el papá se pone celoso de los novios de sus hijas, pero es capaz de todo por ellas y las mima hasta echarlas a perder. Yo nunca fui una niña mimada. Tardé muchos años en comprender que sufrí de maltrato en mi infancia. Así, con todas sus letras.
No, nunca me quemaron con un cigarrillo. No, nunca me rompieron la escoba sobre la cabeza. Pero sí, conocí el terror y el pánico cada vez que se acercaba la noche y que sabía que mi papá iba a llegar.
Todos los días, mi vida se acababa a las 7 de la tarde, desde esa hora y hasta que me alcanzaba el sueño todo se volvía difuso para mí. Sinceramente no me gusta recordar la sensación de hacerlo SIEMPRE TODO MAL.
Porque así era.
Para mi papá, todo ( entrar al club de teatro, dedicar demasiado tiempo a mis tareas, tomar clases de danza,escribir, hablar demasiado fuerte, estudiar...TODO) lo que yo hacía estaba mal. Hasta que alguien más decía: Marisol lo hiciste excelente (sí, bailar, escribir, destacar en la escuela). Entonces, mi papá se deshacía en elogios y recordaba que él siempre me lo había dicho, que el siempre me había apoyado, que él sabía desde un principio que yo iba a triunfar.
Recuerdo que leí en alguna parte acerca de las profecías autorealizadas. Y siempre me negué a ser una más. Cada vez que mi papá me decía: no vas a poder, yo simplemente me convencía más y más de que no era así de que yo podía lograr lo que fuera. Y lo lograba.
Hoy ya no tengo esa motivación malsana que eran las críticas de mi papá. Lo veo muy esporádica mente desde que él y mi mamá se divorciaron. Pero ahora me doy cuenta de lo mucho que marcó mi vida por dos cosas:
- Sigo siendo la niña insegura que era cuando tenía once años. Pensando en cada paso que mi papá puede tener razón y yo no soy sino una farsante y en cualquier momento van a descubrir que soy una buena para nada y que justo por eso debo esforzarme el doble, el triple.Siempre más que los demás.
- Porque desde que él ya no está en la casa, esos breves momentos en que podía platicar con alguien sobre mi trabajo se esfumaron. Porque sí, no todo era malo, y él era de las pocas personas que realmente me escuchaba cuando le contaba mis problemas de la oficina. Mi mamá es líndisima, pero en lo que toca a ponerme atención cuando le hablo nunca ha sido su especialidad.
Y todo esto viene a colación, como muchas otras cosas gracias a una pregunta que me formularon en la semana: ¿Cómo te ves en 5 años?
Chales, ya sé que lo que escribí en este post parece no tener nada que ver con lo que plantea la pregunta. Pero la falta de respuesta a esa y otra pregunta (¿Qué quieres, Marisol?) desencadenaron en mí toda una serie de reflexiones acerca de quién soy, y por qué soy y así.
Porque así es siempre, la única forma de dar un paso en la vida es sacar el pie detrás y colocarlo delante. Y hoy por hoy, hay tanto peso en mi zapato que no logro despegarlo. Pura metáfora. En simple castellano: mi pasado me ha marcado tanto, que aún pesa y no puedo dar ese salto hacia el futuro. Ese futuro que anhelé durante toda mi vida y que hoy está frente a mis narices, a punto de convertirse en presente y que yo no puedo alcanzar sencillamente porque no puedo dar el paso.
Eso y dos frases más:
Si te asomas te cortan la cabeza.
No brinques, hasta que puedas dar un gran salto.
Estoy a punto de tomar impulso para dar ese gran salto, y me doy cuenta hoy más que nunca que en mi cabeza habitan tantas voces que me olvidé de escuchar la mía desde hace un tiempo. Me fui de vacaciones, vaya. Pero es tiempo de regresar y tomar el control de esta vida que en los últimos años ha sido manejada únicamente por mi miedo y mi necesidad. Y no son precisamente los mejores pilotos.
2 de septiembre de 2009
Flexibilidad
Normalmente, hay una parte de mí a la que cualquier cambio le sabe a pérdida, pero hay otra parte, mucho más sabia y divertida que sabe que en cuanto el cambio se produce lo mejor es dejar de lloriquear y ponerse a trabajar.
Pero, debo admitir, hay una tercera parte que inmediatamente se pone a pensar en como lograr que las cosas acaben siendo como a mí se me da la gana que sean. Soy bastante voluntariosa, terca y caprichosa. Soy sistemática y esquemática y, sobre todo, soy harto harto perseverante.
Sí. Me adapto, pero siempre ando buscando la manera de que sea el mundo el que se adapte a mí.
Quizá por eso me sacó un poco de onda que me dijeran que no puedo jugar en internet durante mis horas de trabajo. Inmediatamente, mi parte chillona dijo: Peeero por quéeeee, si yo siempre entrego todo a tiempo y bien y soy cumplida y responsable y no tiene nada malo distraerse de vez en cuando...
Mi parte responsable dijo: Está bien, te pagan por trabajar, no por mantener una granja on line...
Y una tercera dijo: Está bien...twitter no entra en la categoría de juego ¿verdad?
Sólo entonces me tranquilicé.
Sí, soy bastante flexible ¿no?
25 de agosto de 2009
Timidez.
Y mi novio, preguntó: ¿Qué no eraaaaa....?
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20 de agosto de 2009
Después
- Es muy fácil. Nadie te pide que te quedes, la puerta es muy ancha.
- No es eso – decía él jalándose el cabello en un acto de desesperación- Es que…
- Es que, ¿qué? Si te parece que estoy loca, que me imagino cosas y no sé cuánto más, ¿qué haces aquí todavía?
El mantuvo silencio durante un minuto, quizá menos, tratando de acomodar sus ideas. No era tan sencillo enfrentarse a ella, nunca lo había sido. Durante breves segundos sintió el impulso casi irrefrenable de pedir perdón. No vale la pena, se convenció de ello y siguió adelante con la misma pelea de toda la vida, sabiendo que iban a llegar al mismo resultado de toda la vida.
En cualquier instante a partir de ahora el chip racional en la cabeza de ella volvería a funcionar de nuevo. Y todo volvería a la normalidad. Le diría que lo amaba, que estaba segura de que era el amor de su vida, que la disculpara por haberse exaltado, que no sabía dónde tenía la cabeza pero que él tenía que entender que ella necesitaba algo más…
- ¿Sabes algo? La que se va soy yo.
Ella arrojó el anillo al piso, el anillo que ella misma había elegido tiempo atrás. Como un mar de furia entró al cuarto, tomó la primer maleta que encontró, la más grande, y comenzó a lanzar contra el fondo de la misma toda aquella pertenencia que encontrara.
- No, por favor no.
Él susurró para después intentar detener su muñeca izquierda, pero la mirada de furia de ella le hizo saber que no podía hacer nada. Se sentó en el borde de la cama, contemplando el anillo entre sus manos. Se lo ofreció.
- Sabes que es tuyo. Por favor, no te vayas.
Nada dolía más que su silencio. Cruel, irritante, intencional. Vamos, habla. Siempre era igual. Ella comenzaba a gritar, aventaba cosas, terminaba llorando y de repente toda la furia se agotaba y ella volvía a ser la mujer a la que amaba. Pero esta vez no había una sola palabra saliendo de su boca, lo único que había era una mirada de terrible decisión.
- Podría decirte mil cosas, pero esta vez estoy convencida de que no vale la pena. He cometido el mismo error decenas, centenas de veces. Ya sabes…comienzo a hablar, tú me pides diculpas, y en algún momento del discurso yo me convenzo de que no puedo vivir sin ti de que te amo más de lo que estoy enojada…pero esta vez no es así.
Lo miró a los ojos, y él no pudo sostener la mirada. Ni un solo momento ella dejó de tomar prendas y meterlas en la maleta. La furia se había ido, ahora, una fría calma había tomado su lugar. Se esmeraba en doblar cada playera y cada pantalón mientras miraba todo, tratando de memorizar el momento. Siempre recordaré el momento en que dije adiós.
- Lo peor de todo…lo peor de todo es que, igual que en los últimos diez años, tu única defensa es quedarte callado.
- ¿Qué te puedo decir?
- Nada
Mientras ella terminaba de empacar sus cosas el sintió que debía hacer algo pero el miedo lo paralizó, el miedo y el dolor. Él nunca había sido bueno para lidiar con sus sentimientos y ese había sido, quizá, el problema de fondo en todo aquello. A él, sencillamente, no le brotaban las palabras precisas, y no tenía el entendimiento de lo que ella llamaba “el momento exacto”. Una mera invención de las mujeres, eso era lo que él pensaba, pero a lo largo de esos diez años se había dado cuenta que en realidad era una discapacidad suya. La discapacidad para mirar dentro y encontrar la frase adecuada, lo que ella necesitaba escuchar.
- Suerte.
Ella no volteó a verlo, pero sintió como algo se quebraba en su pecho. Siguió acomodando zapatos en una maleta adicional, agachando la cabeza para que él no viera que lloraba. Finalmente no pudo más y tomó sólo esas dos maletas, dejando detrás las fotos de caras sonrientes que la miraban desde el buró, el perfume que a él tanto le gustaba y que a partir de ese momento se dedicaría a acumular polvo en el tocador que ella había elegido; sus libros y películas favoritas quedaron arrumbadas en el mueble que habían mandado hacer después de notar que ninguna mueblera entendía lo que necesitaban…
Respiró profundo. Aprovechó el momento de agacharse por la maleta para enjugar sus lágrimas y con una sonrisa triste sólo dijo:
- Para ti también.
Tomó las maletas y se fue, cerrando la puerta con suavidad. Mientras él permanecía sentado en el borde de la cama. Te amo. Esa fue la última frase no dicha entre los dos.