25 de marzo de 2013

Se llamaba vida hasta que llegaste tú
y después tomó tu nombre.

Por las noches caminaba de la cama a la cocina
susurraba, nadie oía.

En mis sueños cantaba de tu voz la melodía:
dulces tonos, negros días.

Me abrazaba a tu recuerdo y mi memoria insistía 
en hacerte más cercano, más dulce, más mío.

Se llamaba vida hasta que tú llegaste. 

Cuando despertaba, junto a una almohada vacía,
mis lágrimas rodaban: mi silente compañía. 
Yo anotaba tu cuerpo, tus caricias, esa sonrisa impaciente que me dirigías 
cuando mis palabras volaban en un idioma que no entendías. 

No estoy listo. 
No estoy listo para este amor tuyo que consume todo a su paso. 
No estoy listo para tomar en mis manos un corazón inflamado. 
No estoy listo para ti, que aprendiste a amar tan niña, 
que no temes al fuego, a la muerte, a nada. 
No estoy listo para vivid sin miedo, no estoy listo para vivir sin piso. 

Te quiero, pero no estoy listo.

Despreciaste la poesía de un amor desbocado.
Te atragantaste con mi desesperación.

Se llamaba vida.