18 de agosto de 2008

La crisis del cuarto de siglo (I): Matrimonio y mortaja.

Tengo 24. Aún no 25. Pero a mí la crisis del cuarto de siglo me empezó desde los 23, creo.

De una u otra forma, esta crisis precoz se me ha agudizado en los últimos días debido a una serie de eventos desafortunados. Primero: mi novio cumplió 26 años. Segundo: He estado cerca de dos matrimonios apresuradisimos que no rebasaron los seis meses de existencia. Tercero: me he reunido con amigos a los que no veía desde hace un tiempo. Cuarto: comienza a haber bebés, y hasta se habla de bautizos.


Todo esto en su conjunto, me ha hecho caer presa de una especie de pánico que llegó a su límite cuando mi hermana dijo: Uy, el próximo año cumples 25, cinco más y tendrás treinta...como en película Hollywoodense, la cámara se alejó de mi cenitalmente mientras yo gritaba: Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.

En fin.

Por hoy, lo que más me preocupa es el matrimonio. Yo he sido una idealista al mayor parte de mi vida. Creo en el amor y el romanticismo y las mariposas en el estomago y el vivieron felices para siempre.

Pero ultimamente creer en eso se ha vuelto una cruzada en contra de la realidad.

En el último año, dos amigas mias se casaron y se divorciaron , ninguna rebasó los 5 meses de matrimonio, y ambas volvieron a vivir con sus padres. Mis padres se divorciaron, mis dos tios se separaron...


Ay, pensar en el matrimonio comienza a convertirse en un dolor de cabeza.


Además, eso de preguntar ¿y para cuándo la boda? ( ¿qué no conocen otra forma de preguntar sobre el tema?), se ha vuelto costumbre entre mis conocidos. Mi querido novio y yo hemos decidido implementar un plan táctico de comunicación: ante la mentada pregunta, sólo responderemos que nuestras razones son las mismas que las del piojo y la pulga (ya saben, aquella canción de el piojo y la pulga se van a casar y no se han casado...).

¿Cuál es la prisa? Yo estoy absolutamente enamorada (diría mi maestra de teatro que las mujeres inteligentes se enamoran como sólo las mujeres inteligentes pueden enamorarse: o sea, como unas verdaderas pendejas....pues algo así...); pero sinceramente no veo la necesidad de precipitarse. Tengo toda una vida para estar a su lado. En estos momento me urge más estar conmigo misma.

No necesito un papel para atar a nadie a mi vida. Creo en el matrimonio, y creo en él en los siguientes términos:

1. Como un intento de darle peso a la terrible levedad del amor,

2. Como una manera demostrar al mundo la ingenuidad y el tamaño de la fe de dos personas,

3. Como una forma de asegurarse que los créditos hipotecarios de ambos puedan juntarse y obtener una casa más linda,

4. Como una ofrenda de amor a la otra persona, (con mi nombre en un papel, te endoso la piel de mis pensamientos y la materia de mis sueños, el contenido de mis lágrimas y la sal de mis aventuras; con mi nombre en un papel te digo que soy tuya porque me niego a ser de nadie más, no porque no pueda, sino porque he elegido pertenecerte... no, ps si soy re cursi ¿verdad?).

Quizá a las razones de mi fe puedan oponerse mil razones contrarias, como el hecho de que la vida me ha demostrado con al menos cinco experiencias distintas que el amor se acaba y el papel acaba en el fondo de un cajón junto a la sentencia del divorcio.

Pero aún así, yo elijo creer. Y como es tanta mi fé, decido esperar, no quisiera echar a perder mi credo por la prisa de hacerlo realidad. No hay nada que probar.

El matrimonio... ah! y pensar que cuando iba en la primaria pensaba en casarme a los 25. Hoy, me doy tiempo para sentir cada paso que doy, y tengo algunos más antes de casarme: vivir sola, viajar a Europa, ascender en mi trabajo, comprarme un auto (por el simple pinche capricho de hacerlo).

Y si esto es amor no necesitará el matrimonio como prueba, sino como testigo. No repetiré la senda de quellos que se casaron por comodidad o costumbre, por antigüedad o impulso, porque "así se dieron las cosas", porque no los dejaban irse a vivir juntos...

Ay, no se. El punto de todo esto es que me niego a casarme sólo porque los demás lo hacen, o quizá precisamente porque los demás lo hacen.

Y aún así creo en el matrimonio.

Eso sí, hijos, ni pensarlo.


Mmta, eso de defender lo que uno cree es más dificil de lo que pensaba...

8 de agosto de 2008

Soy una nueva mujer...

...desde que jugué Rock Band.

Ahora no puedo sacarme esta canción de la cabeza. Y creo más en mis habilidades motrices que nunca.

Y es que ya había intentado con el Guitar Hero, pero ni siquiera pude terminar la práctica. Pero la batería del Rock Band es otra cosa...¿alguien se apiadará y me regalará el juego? Es que de verdad hizo que mi autoestima volviera, yo que nunca he podido ensartar una aguja, o anotar un gol o mucho menos lanzar un dardo que de en la diana, yo pude tocar la batería en el Rock Band. Volveré a intentarlo en Guitar Hero...en Easy Super Slow jaja.

Sí, ya se que es una reverenda tonteria, pero a mí me hace feliz.

E intentaré hacerlos felices con este videito, que me hizo botarme de la risa:


6 de agosto de 2008

Whatever it means

No tengo idea de lo que significa, pero de algo estoy segura: el pasado siempre vuelve de alguna manera. Quizá sea por eso que busco hacer las paces con mi presente, esperando no tener que pelearme después con mis recuerdos.

Hay mucho de mí que se ha quedado en un pasado amorfo. Los amigos sirven para recordarnos quienes eramos, son unos lindos espejos de repetición que nos impiden olvidar de donde venimos.

Tengo en la cabeza sólo una pregunta: ¿Será que es más complicado retomar una amistad que dejaste en stand by que iniciar una nueva?

Para mí, la amistad es incluso más complicada y delicada que el amor. Nada es más profundo ni tan intenso que una amistad que sobrevive al tiempo y las diferencias. Así que, ¿cómo justificar tu lejana desaparición sólo para volverte a encontrar con extraños que te recuerdan como ya no eres?

No sé quien era cuando tenía trece años, pero no debió ser tan malo, donde aquellos niños-ya no niños con quienes compartí esa edad hace ya casi 12 años me permiten entrar de nuevo en sus vidas. Sólo quiero darme la oportunidad de reconocerlos y de que me re-conozcan. Es una forma de poner en paz a mi pasado.

Y quizá, de recordar porque ya no soy quien era y a dónde se fue mi sueño de estudiar teatro...

Re-encontrar a mi niña-puberta interna. Whatever it means.