No he hablado mucho de mi vida de casada. Y eso se debe, principalmente, a eso de que las familias felices no tienen historia. Todo muy bonito blablabla nos amamos blablabla nos peleamos por bobadas blablabla y después nos reimos... en fin, captan el punto.
Pero hay algo, hay una nube gris y monstruosa que empaña mi felicidad conyugal y es que...
MIS LIBROS Y PELÍCULAS SIGUEN EN MI ANTIGUA CASA
Hay noches en que el terror nocturno me ataca y llegan a mí pesadillas de desastres naturales: inundaciones, terremotos, el tipo de cosas que implica una evacuación inminente. Y yo sufro en mis sueños porque no puede rescatar mis libros, que se pierden, mojados, destruidos para siempre, o que quedan enterrados por montones de edificios. En mi locura del sueño, yo me niego a evacuar sin ellos, los arrastro en una mochila que no puedo dejar. Y así, me despierto empapada en sudor sólo para recordar que mis libros no están.
Creo que tengo un severo problema de fetichismo.
Y por eso fui al remate de libros del Auditorio Nacional a intentar llenar el vacío.
Mi botín incluyó:
- Una novela - La última canción de Manuel Sandero - y un libro de cuentos - Cuentos casi completos- de Ariel Dorfman (seguro lo recuerdan por Para leer al pato Donald, pero su literatura de ficción es fantástica).
- Las amantes de Elfriede Jelinek
- jPod de Douglas Copland
Es el equivalente a un poco de Valium.
My precious...