9 de abril de 2012

Nostalgia de las piedras

En Palenque las piedras hablan. Susurran nombres, historias, pasiones...que no entiendo y muy probablemente no voy a entender nunca. Desde mi perspectiva a Palenque hay que enfrentarlo con la mente en blanco, con la consciencia de no entenderlo, simplemente debe uno dejarse impresionar por la majestuosidad de su hermosura, de su dignidad, de su orgullo en medio de la selva.

Hay pocas cosas que recuerdo de mi infancia con más claridad que el momento aquel en que entré al Templo de las Inscripciones. Sentía miedo, ansiedad, un suspiro contenido. Hoy ya no se puede ni subir a la edificación y siento que eso me arranca de raíz una parte de mi vida. Soñaba con visitar de nuevo la tumba de Pakal con mi hoy esposo y darme cuenta que sigo sin entender nada

Aún queda sin embargo, la hermosa perspectiva desde el Templo de la cruz foliada, el horizonte interrumpido por las piedras ancestrales, la selva de fondo. Subir y respirar.

Pase el tiempo que pase y sin importar cuántas veces lo visite, Palenque es el gran enigma, el gran símbolo, la gran enseñanza: Todo pasa. Todo se acaba. Todo se esfuma.

Excepto la dignidad de la memoria.
Por eso, a veces, siento la nostalgia de las piedras.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Lo que quedó: