12 de noviembre de 2010

The evil xxx

Obvio ya fui a ver Scott Pilgrim vs The World. Fantástica y muy muy muy disfrutable. Digamos que es la película perfecta para adolescentes perennes como yo. Sí, Josue Corro (AKA @unsixmasbotana) la clasificó como una teen movie...a pesar de que el protagonista tiene 22 años.

El tipo (Scott Pilgrim, encarnado por un Michael Cera que no deja de fascinarme desde que lo vi en Juno) es un nini que vive ese periodo "entre trabajos" que resulta siempre desconcertante. Comienza una relación con una chavita de 17 años que se enamora perdidamente de él y se vuelve groupie de su "talentosa y conocida" (inserte sarcasmo aquí) banda Sex Bob Omb.

Peeero, el sueña con una chica a quién no conoce. Y, sorpresa de sorpresas, se topa con ella en una fiesta sólo para dejar caer toda barrera ante el encanto de su colorido cabello y su extravagante y misteriosa figura. Ahí empieza verdaderamente la historia pues para poder continuar al lado de la bella e interesante Ramona Flowers debe vencer a sus 7 ex's malvados que intentarán derrotarlo con sus superpoderes sobre naturales.

No contaré más. Pero ¡deben verla! Es una de esas películas que tiene un efecto rejuvenecedor para el alma. De cierta manera, y quizá esté yendo muy lejos, creo que logra captar la esencia de nuestra generación: cultura pop, tecnología, evolución, desconcierto, curiosidad, apertura y esa sensación de estar siempre buscando nuestro lugar en el mundo ... todo está ahí.

Ayer le decía a Sergio que es una pena pertenecer a nuestra generación. Viviremos siempre con nostalgia por nuestra juventud en vias de extinción. !No nos culpen! Somos creadores y receptores de esta idolatría por lo nuevo y lo joven. Vamos, somos la primer generación que pudo, legitimamente, dar consejos a sus padres porque ellos lo pedían (a quién no le ha preguntado su mamá acerca del funcionamiento de su celular...), pero eso se acabó, generaciones más jóvenes, más preparadas vienen en camino...

A nosotros nos queda esa nostalgia y, creo yo, la capacidad de contar historias. Esa profundidad emocional que, espero, nunca perderemos.

(Al igual que en la película, somos lo que fuimos y lo que hicimos, pero aún seguimos buscando esa puerta por donde llegaremos a lo que queremos ser - y siempre buscando alguien que nos tome de la mano).