22 de febrero de 2010

No estoy acostumbrada a la felicidad...

...y hoy la vida me quiere hacer llorar de pura belleza. Mi novio me dedicó una canción hermosa, mi mejor amigo me dijo que me quiere en vez de estar molestándome como usualmente lo hace, el clima fue inmejorable, recibí buenas noticias absolutamente inesperadas, me comí un yogurt de lo más delicioso, y un helado Cherry García de Ben & Jerrys. Si el mundo fuera justo, yo diría en este momento "no podría ser mejor" y algo aún más sorprendente pasaría. Porque así sucede siempre que digo "esto no puede ir peor", parece que invoco fuerzas divinas que pretenden arrebatarme la razón de la boca y entonces cae trabajo del cielo en cantidades industriales...o se me rompe el tacón...o descubro que mi blusa favorita ha sido mancillada por el cloro o llueve torrencialmente sobre mis zapatos de ante nuevos...o me da vómito. Lo que sea.

Esperando justicia de un mundo al  que no entiendo enunciaré: NO PUEDE SER MEJOR.

Y me sentaré a esperar que nada suceda. Nada que rompa esta pequeña y efímera felicidad.

12 de febrero de 2010

Winds of change

Cada cierto tiempo mi vida da una voltereta y todotodotodo se vuelve una vórtice de entropía (The Big Bang Theory dixit, declaro que me he vuelto muymuymuy fan). Sí, en mi vida todo es paz, armonía y aburrimiento durante largos periodos de tiempo y entonces todo cambia. El trabajo. La familia. Todo.

Justo ahora estoy en ese momento en que puedo estar como Jack en El Club de la pelea, sentada, atada de manos y mirando como explota la ciudad. En cierto sentido me provoca un gran alivio que las cosas cambien, el aburrimiento y yo no nos llevamos bien. Agobiante, sí. Desconcertante, también. Pero muy refrescante y divertido. Bendito poder del cambio.

Ya lo he dicho antes. Me gusta el drama y la tensión innecesaria.

Preparo mis maletas, en todos los ámbitos de mi vida. Meteré en cajas los múltiples souvenirs de viajes que hoy por hoy adornan mi escritorio, motivación vital para trabajar.  En mi casa más o menos lo mismo pero al revés. Las cajas se las van llevando, poco a poco, los otros y yo me quedo atrás. Ha sido una mudanza laaarga, pero en ningún momento penosa.

No se nada de nada, que es más o menos lo mismo que sabía Dorothy al llegar a Oz, así que me calzaré los zapatos rojos, y buscaré el hogar. Sea donde sea que esté; sé que al final mi destino y yo nos encontraremos se caiga o no se caiga el avión.

(Las metáfora de aviones se vuelven cosa familiar, mi horóscopo decía el otro día que estoy Up in the air, lo cruzo con la película y ya está, todo tiene sentido. Habrá que esperar a que caiga la moneda)

9 de febrero de 2010

Violines en el cielo

He enfrentado a la muerte en varias ocasiones a lo largo de mi vida. La muerte de mis seres queridos, a unos pasos de mí, a un suspiro de distancia. Mis dos abuelos y una de mis abuelas.No es fácil decir adiós.No esfácil mirar a la muerte, o más bien, a la ausencia de la vida, de esa vida que una vez nos fue compartida y que se aleja dejándonos sólo recuerdos, la sensación de que todo ha sido una ilusión...

Por eso, cuando vi Violines en el cielo lloré desconsoladamente. Pero también reí mucho. Porque una vida, incluso una que sea acaba, está llena de momentos gozosos. Y es quizá eso lo que hace más doloroso decir adiós.

Daigo es un hombre que se enfrenta a un cambio en su vida que lo deja a la deriva, después de trabajar en una orquesta tocando el chelo, se ve en la calle, sin trabajo. Eso lo lleva al pueblo donde vivió su infancia, a la casa que su madre le heredó. Viaja hasta allí con su esposa y en su búsqueda de un nuevo empleo encuentra una ocupación muy poco común: preparar cadáveres (limpiarlos, vestirlos, maquillarlos).

Esta ocupación le hace enfrentarse a los prejuicios de una sociedad que la ve como algo indigno, sucio, algo que nadie más querría hacer. Para él sin embargo, es un llamado del destino que le llevara a reconciliarse con su pasado.

La muerte es siempre una oportunidad de reconciliación.

La música que pareciera ser ,tanto por el cartel como por el inicio de la película, el eje rector de toda la historia, se declara fiel acompañante, una muestra más de que las cosas hermosas de la vida no tienen sentido, son tan accesorias como fundamentales.

En fin. Por favor véanla. Recuerden a quienes han partido, reconciliense con su pasado. Y aprendan a decir adiós.

3 de febrero de 2010

Adicción.

Cada cierto tiempo, me vuelvo adicta a algo nuevo. De repente el café, de repente el té, de repente el chocolate...sí, normalmente comida.
Pero también soy adicta a ver películas. A leer. A comprar zapatos de colores que nunca me pongo. Últimamente a comprar por internet.

Pero, ¡ah! todas esas son nimiedades.

Porque hoy veré el primer capítulo de la última temporada de Lost. Justo ahora veo en el navegador el progreso de la descarga, y me muerdo las uñas, y miro el reloj esperando que den las seis para salir volando a verlo. No, no pretendo verlo en stream en la oficina. Qué tal que piensan que estoy loca cuando, como siempre, grite un NOOOOOO cuando se acabe el capítulo... ya bastante en riesgo está mi empleo.

Nunca ninguna serie me había puesto así de intensa. Y ya sé que la mayor parte de la gente normal dice, sensatamente, que Lost es un revoltijo sin sentido. Una fumadez. Eso dicen. Pero para mí todo tiene sentido. Y si en este capítulo me dicen que la isla se movió a otro planeta donde la gravedad está invertida y polariza el tiempo a través de una serie de giros cartesianos que coinciden con los famosos números...les creo. Maldita sea. Soy tan manipulable.Claro, no me gustó Avatar pero creo en los saltos del tiempo y las islas que viajan y las constantes.

¡Ah! El mejor capítulo del mundo en la TV. La constante. Si no lo han visto no tienen derecho a llamarse TVadictos. Tampoco es que crea que les importe.

Looooooossssstttttttt....creo que falta como el 75% de mi descarga.

Mientras les platicaré otras cosas antes de que se me olviden.

Vi Un hombre Serio. Recordé porque me gustan los Coen. Me reí horrores. Comprobé una vez más que soy una agria pesimista con un terrible sentido del humor. ¡Ah! y que Job me cae bien.

También vi Enamorándome de mi ex. Y valió la pena sólo por ver a Meryl Streep y Steve Martin fumando mota. Altamente entretenida.

En mi seudo maratón particular de películas del lunes (¿por qué diablos no dan el lunes como día oficial de descanso?, un fin de semana de 3 días sería mi salvación) vi, finalmente, Los puentes de Madison. Odio a Clint Eastwood. Manipulador, chantajista. Definitivamente es uno de mis directores favoritos.

Dentro del mismo maratón, Lake Tahoe. Eimbcke es un lindo. Me cae bien. Y aunque sigo prefiriendo Temporada de Patos, creo que me gusto el rumbo de la historia y el concepto de Road Movie abortada. A veces, cuando veo ese tipo de películas, con hartos silencios y así, me dan ganas de leer el guión, saber como lograron plasmar en papel algo que es en sí tan vacío de palabras.

!Y ayer vi a Phoenix¡ Me divertí muchísimo.Brinqué, canté, grité, me empujaron, me aplastaron...y como ya no tengo veinte años, hoy me duele todo y tengo sueño. Pero me dormí con una gran sonrisa en los labios. Gran, gran grupo.

Mmmm....creo que la descarga no ha avanzado mucho...en fin, vuelvo mañana, después de verlo a platicarles lo que seguramente será un fastidioso drama compuesto por ansiedad, síndrome de abstinencia y excitación. Y luego a esperar una semana hasta el próximo capítulo...

Maldita máquina! Más rápido!