30 de julio de 2012

Vasos comunicantes

(A propósito de la exposición Surrealismo:Vasos Comunicantes en el MUNAL).

Íbamos a ser como Leonora Carrington y Remedios Varo, decías. Viviríamos juntas, y juntas compartiríamos los momentos importantes de nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras caídas, nuestros logros. Seríamos siempre amigas, más que amigas, hermanas. "Porque a nosotros la hermandad nos viene de las ganas" me dijiste un día.

A ti te conté aquellas historias tristes que a nadie más podía. A ti y sólo a ti te compartía mis luchas con la vida, contra mi misma. Tú y sólo tú conocías mis más preciados anhelos y mis miedos más profundos, aquellos que podían hacerme perder la cabeza.

Yo lo creía. Aquello de la amistad eterna, de la hermandad no sanguínea, de la confianza absoluta. Lo creía porque quería creerlo, porque eramos lo mismo, porque nos podíamos mirar a los ojos y no necesitábamos decir más nada, porque podía tomarte de la mano y simplemente dejarme llevar por la paz que sentía teniéndote como mi amiga.

Y un día todo cambio. Y todo aquello que compartimos: el arte, la pasión por las letras, la música de corazón, las películas que hacen llorar, las caricaturas, los sopes de pollo, las visitas a la biblioteca, perderse entre estantes de librerías de viejo en busca del tesoro oculto, leernos en voz alta la una a la otra...todo eso se perdió. Y desde ese día siento que a mi vida le falta un pedazo de tierra para poder pararme sin titubear.

Me haces falta. Probablemente lo sabes. Y me dan ganas de llorar con las obras surrealistas. Ojalá estuvieras aquí.


21 de julio de 2012

Lo peor que puede suceder...

Lo peor que puede suceder es que fracase. ¿Y qué?

Aún si fracaso, aún derrotada y desesperada y perdida, aún así, me quedará el resto de mi vida. Y yo no se si eso es mucho o poco, pero se que será suficiente para intentarlo de nuevo.

Soy muy generosa con mi confianza. Confío en todo y en todos. Excepto en mí. Una vez más me enfrento a esta horrible sensación de no poder. No poder. No poder.

Hace ya muchos años, la primera vez que salí a una fiesta con Sergio tuve una experiencia peculiar que involucraba, involuntaria o más bien inconscientemente, antihistamínicos y alcohol. En un viaje químico intenso, yo pasé por una angustia inenarrable en que lloré por no se cuanto tiempo, repitiendo una frase que nunca dejó de tener sentido:No puedo.

Es una frase que resume todos mis miedos, mi peores pesadillas y certezas. Porque aún en las rachas optimistas por las que ha atravesado mi vida, esa frase parece un mantra alojado en algún rincón de mi cerebro. No puedo.

Lo cierto es que a lo largo de mis 28 años de vida, he encontrado, siempre, en cada etapa, personas hermosas que han estado ahí para tomarme del brazo, mirarme a los ojos y decirme: Tú puedes. Con todo. Siempre.

Y yo hoy muero de miedo, miedo de que la frase llene mi cerebro y me impida hacer otra cosa que pensarla. Tengo miedo de fracasar, de fallar, de caer.

Pero se que el miedo va a estar siempre allí, y he vivido con él toda la vida. No soy valiente por falta de miedo sino por mi compulsiva convicción de vencerlo. Hoy, como tantas otras veces en la vida el "No puedo" me ataca inclemente y yo opongo la única defensa que conozco:mi determinación inquebrantable de poder.

Mi cabeza es un campo de batalla, pero se que pasará. Como todo. Y lo peor, lo peor que puede pasar es que fracase. Aún así tendre lo que me resta de vida para intentarlo de nuevo. Como cada día.


Y es que esto es un logro y pesar del miedo, necesito detenerme un momento y saborearlo. Es sólo que nunca he sabido como hacerlo y hoy no siento otra cosa que este miedo terrible y practicamente paralizante. No se por dónde empezar. Pero no hay tiempo para paralisis, la vida se trata de mantenerse en movimiento, y a veces, caerse puede ser una consecuencia.

Estoy viva. Estoy avanzando. Siento el peso de mis pasos. No se a dónde llegaré.

Such is life.

Es tiempo de respirar profundo,levantar la frente, mirar hacia atrás y reirse de todos esos momentos en que el miedo estuvo presente. Esos mmentos se fueron, yo fui más fuerte. No veo por qué hoy deba ser diferente.

Y si, lo peor que puede suceder es que fracase, pero se que si algo me vence, no será el miedo. No puede conmigo.