Imagen de El pais.
El mundo es un caleidoscopio y yo aún sigo buscando el cristal más bonito para mirar...
24 de abril de 2008
Gurruchaga
23 de abril de 2008
Invención y recreación.
Eso es quizá lo que más me guste de la fotografía. Todo está allí afuera. Pero la fotografía está en el ojo del que la mira, primero a través de la lente (o LCD) de una cámara, después de aquel que observa su impresión, en un papel o en una pantalla.
Re-crear...crear es vivir dos veces, decía Camus. Demos crédito a la realidad y a nuestros ojos curiosos. Hay que darnos chance de mirar de otra manera, de re-crear nuestras historias, y quizá, sólo quizá, algún día llegue la invención.
Esto es invención:
(Esto no es un paisaje).
A nosotros nos toca re-crear las caprichosas formas de la naturaleza. Y no es tarea fácil. El talento no se da en maceta (y no lo digo precisamente porque lo tenga).
17 de abril de 2008
Niña Marciana
La primera es que nunca jamás de los jamases seré una niña grande. Y es que cómo dice una canción cursi que mi mamá tiene en un disco que me dan ganas de quemar (con fuego): Las caricaturas me hacen llorar. Soy una sensiblera de primera.
La segunda, ligada con la primera, es que sigo siendo una niña, pero una niña marciana.
Asumamos que nunca me he considerado una persona normal (aunque, ¿qué carajos es ser normal?), pero lamento informar que ahora soy más normal de lo que fui cuando era niña.
Mi niñez transcurrió rodeada de adultos. Mi libro favorito, a los seis años, era la enciclopedia Larousse (Encarta y la Internet no existían), pedí a los reyes magos un microscópio y un juego de química Mi Alegría, no cursé el primero de primaria, vivía convencida de que iba a ser artista-actriz-cantante, me gustaba crear escenarios con recortes de revistas y hojas de papel, el café negro y usar el cabello suelto sin cepillar, mi sueño era viajar a Mexicali (es que sonaba tan bonito el nombre), escribía poemas y quería salvar al planeta. Nunca me gustaron los nenucos y amaba bailar salsa y Rock and Roll.
Nunca fui buena para socializar. Era rara. Todos me hablaban, en el salón siempre era yo a quién escogían. Pero me sentía extraña. Muy sola.
Hoy, han pasado poco más de 24 años (24 años y dos semanas para ser exactos) y me siento un poco menos sola de lo que me sentía en mi infancia.
Sigo estando loca, o al menos eso es lo que dicen todos los que me conocen, pero he aprendido a relacionarme mejor. Y ahora, cómo hace mucho no sucedía, mi marcianidad no causa extrañeza sino amor, en la persona que más me importa en el mundo.
He aprendido a fingir y pretender. Hay un cuento de Millás que lo ejemplifica perfectamente: una mujer va y le dice a un hombre que está loca, pero él obvio no le cree, hasta que ella dice que ha aprendido a fingir, pero que si alguien se diera cuenta de que está loca tendría que matarlo...ja.
En fin, que a veces me pregunto en qué consiste eso que los otros llaman locura en mí. Hace mucho que dejé de notarlo, ante mi misma me he convertido en una persona convencional. lo cuál es un poco triste.
Como buena niña marciana, me pregunto ¿es bueno ser como las demás personas?
Y me respondo que no. Siempre hay un pequeño espacio de originalidad en el fondo de cada persona. Ese que nos permite colgarnos de cabeza para que la sangre fluya mejor, o no pisar las rayas del piso, o coleccionar regalos sin sentido en un escritorio, o dibujar tiras cómicas de ratones perdidos en intestinos, o inventarse una gemela malvada cuando recién comienzas un noviazgo con alguien, o cantar en la calle o inventar canciones, o gritar cuando se tienen ganas de gritar, o escribir, o rayonear cuadernos, o inventarse de nuevo cada día, o lo que sea.
Mi misión de exploración aún no ha terminado. Aún no he descubierto lo que significa ser humano.
Mientras, soy sólo otra niña marciana adaptándose a este mundo.
16 de abril de 2008
Iniciativa PEMEX
Sí leyó usted bien, la iniciativa no busca reformar la Ley sino cambiarla por completo.
Pero bueno, como dije, seguramente ya tooooodoooos la leyeron, pero si por alguna razón extraña usted no está informado para nada del tema y sólo sabe de él lo refeente a las huelgas de hambre de un día, las adelitas, la toma de la tribuna y demás, les dejo los links correspondientes:
- Diágnostico de la situación de PEMEX
- Iniciativa Documento 1
- Iniciativa Documento 2
- Iniciativa Documento 3
- Iniciativa Documento 4
- Iniciativa Documento 5
- Resumen
En verdad, espero que lo lean porque yo soy una creyente firme de que nuestras opiniones sólo ganan en validez cuando están sostenidas con información relevante y suficiente.
Y además ya me cansé de que las noticias hablen sólo de lo que pasa alrededor de la iniciativa, pero no digan bien a bien de que va.
En fin, un poco de ñoñez a mitad de la semana, para no olvidar de qué intentó ser mi tesis algún día tiempo atrás.
Se aceptan comentarios en pro y en contra.
14 de abril de 2008
Improvisar
Después, Omar Argentino presentó su espectáculo Solo de Impro. Sencillamente fabuloso.
No puedo decir más al respecto. Es inútil intentar reseñar la improvisación teatral. Sólo puedo decir que me encanta.
En los lejanos días en que yo quería ser actriz, estaba segura de que lo que más me gustaba del teatro era improvisar. Aunque e aquel entonces yo no sabía que había todo un movimiento/corriente/estilo dedicado enteramente a la improvisación (qué diablos! de haberlo sabido...)
En fin. Nada me puede convencer más de la inteligencia de una persona que su habilidad para improvisar. Y no sólo en el escenario, sino en la vida misma.
Mientras en el escenario uno parte para improvisar la historia, de una frase, un estilo y un ejercicio (Título: La alfombra está rasposa, Estilo: Película de terror japonés, Ejercicio: Improvisación conjunta sin preparación... o lo que sea), en la vida uno parte de las cosas que suceden todos los días.
Y es que nos toman por sorpresa. Perdemos el trabajo o nos lastimamos un tobillo, o nos quemamos mientras preparamos la comida, o ganamos $20,000 en el Yak, o cualquier cosa. Nuestra ocupación parte de ahí: de aquello que no podemos cambiar.
Porque, admitamoslo, hay cosas en la vida que no dependen de nosotros y que no podemos cambiar, frente a ellas, nuestra única respuesta posible es la improvisación. Y toda improvisación requiere una decisión, cuasi-instantánea y cuasi-definitiva.
Vamos pues, que nuestras vidas dependen, en su mayor parte, de aquello que no decidimos y de aquello que hemos decidido sin un segundo para pensar.
En el escenario, la mayor parte de las improvisaciones terminan por ser comedia. Los tartamudeos y errores ocasionales acaban formando parte de la experiencia. En la vida real, los tartamudeos y errores ocasionales acaban formando sendos traumas en quienes los cometen.
Una vez más yo digo: ¿por qué no tomar la vida como un espectáculo de improvisación?
He dicho.
Y pa' cerrar, como dicen por ahí: si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada. (¿qué pasará si los limones están agrios?).
Salud!
PD Apoyemos a la Impro!
2 de abril de 2008
Letras en las paredes...
A mi me pasó la semana pasada. Mientras me lavaba los dientes se me ocurrió algo que me pareció instantáneamente ingenioso y profundo, y claro, lo olvidé a los dos minutos. Y entonces me quedé pensando en que la mente es en muchos casos inoportuna y trabaja mejor cuando no hay una pluma y un cuaderno cerca (hablaré en otra ocasión sobre mi obsesión con los cuadernos).
¿Qué se hace en esos casos? Me imaginé de repente escribiendo con pastas de dientes sobre las paredes de mi baño el poema el mejor de todos los que he escrito, el más espontáneo y genuino. Y entonces me imaginé a los millones de habitantes del mundo escribiendo sobre las paredes con lo que tuvieran a mano: un ensayo escrito en la acera con salsa de tacos al pastor, una minificción con labial sobre los vidrios de Torre Mayor, Palacio Nacional con una novela escrita con espuma radiactiva...
Las paredes, y los techos, y los pisos serían entonces los guardias de las mejores ideas de la humanidad, esas que no llegan a un cuaderno o siquiera a una servilleta rayoneada en cualquier barsucho o café. Vamos, ni siquiera a la última página del libro en turno.
Claro está, tendrían una efímera y breve permanencia, pero al menos habrían visto la luz.
Alguna vez imaginé un aparato que serviría para guardar nuestras ideas. Uno se lo implanta en el cerebro y mágicamente, sólo necesita imaginar una historia para que esta pueda ser reflejada en el papel tal como nosotros la pensamos. Comas más, puntos menos (es que a mi me gustan las frases cortas).
En fin. Me gustó la idea de la pasta de dientes. Y la de imaginar al mundo como un gran lienzo en el que nuestras ideas más inoportunas pudieran conversar.
Es sólo un debraye.
Para cerrar, un poema de Oliverio Girondo:
PD Me gusta mucho la palabra tapanco.
Si la repito muchas veces, deja de tener sentido y comienza a sonarme al nombre de algún intrumento musical:
Hey! habrá un concierto, van a tocar la sonata #4 para piano y tapanco de Spichlitz
(no sé porque, pero siempre me imagino que todos los músicos serios tienen apellido alemán...