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¿No adivinan? Pues es muy fácil, a mi cliente.
La última vez que fui a una junta a esa hora llegué de regreso a la oficina a las 9:30 pe eme. ¿Qué es eso? Yo síiii tengo una vida, o un pedazo de vida al menos. Y hoy era día de tortita de jamón y ver película. Ash.
#odiolasjuntas (ya sé, ya sé, no es twitter, pero maldita costumbre).
En fin.
Mi Best Friend Forever and Ever (Leáse: mi mejor amiga en el mundo mundial) está un poco alterada. Digamos que recordó un episodio en su vida que más valiera dejar en el pasado. A veces me quedo sin palabras. No sé como reconfortarla y me siento un poco absurda. Lo que si sé y me han demostrado los diez años de amistad que a ella me unen es que, en muchas ocasiones, cuando más necesitas palabras de aliento, te das cuenta de que un silencio sincero, un abrazo, una sonrisa y una chela valen más que todos los sermones aleccionadores del mundo.
Y que me ponen juntas en lunes a las 5:30 pe eme.
¿A qué hora se supone que uno de abrazos y sonría y comparta chelas con los amigos?
Nada. Estoy un poco enojada.
Yo, por si te sirve de algo, cuando me encuentro igual de enojado que tú, suelo mirar hacia los lados, y observo a ese montón de gente que dejaron, por desgracia, de tener juntas durante las veinticuatro horas del día.
ResponderBorrarSé que pensando esto no les ayudo en nada, pero al menos me alivia a mí, y me alienta para valorar lo que hago; y no importarme la hora en que lo hago o lo dejo de hacer. Porque sé que al menos lo seguiré haciendo.
Un saludo.
Omninayas: Sí, ya se. La mayoría de las veces mis quejas son, en el mejor de los casos, triviales; en el pero de los casos, absurdas.
ResponderBorrarValoro lo que tengo, y me alegra tener un empleo. Pero hay algo más en la vida que eso, y tengo la sensación de que me lo estoy perdiendo.
Eso del bendito equilibrio es complicado. Gracias por tus comentarios.