8 de octubre de 2009

Ni perdón ni olvido

Cada año, en 2 de octubre, los labios de casi todas las personas que conozco se llenan con esa frase.

Y este no es un post sobre el 2 de octubre, es sólo que al escribir el título recordé ese hecho de la vida real.

En fin, a lo que iba.

Ayer, casi a medianoche, no pregunten por qué, me topé con el cuaderno en el que escribía justo a la mitad de la carrera. Ya hace 5 años.

En ese cuaderno estaban plasmadas mis cartas a mi misma, mis citas favoritas, mis poemas...fue la época más feliz pero, también, la más dolorosa de mi vida. Durante dos semanas creí que iba a morir de amor. Sí, de amor, así como la niña de Guatemala.

Yo creo firmemente que en la vida de todas las personas hay siempre puntos de inflexión, momentos, situaciones e incluso palabras que determinan un antes y un después. Y para muchas personas uno de esos momentos es cuando les rompen el corazón por primera vez.

Así fue para mí. Yo, la ingenua, enamorada de la vida y el amor, idealista, romántica, terminé con una depresión terrible cuando me rompieron el corazón por primera vez. Las circunstancias ya no importan, pero estoy segura que NADIE, NUNCA, JAMÁS me romperá el corazón de nuevo.

Lo peor del asunto, es que sigo enamorada de esa persona que me rompió el corazón aquella vez. Y hoy, más que nunca, estoy convencida de que no amaré a nadie como lo amo a él. Y lo mejor de todo el asunto es que él está a mi lado, es mi compañero, mi mejor amigo, mi confidente...

No fue fácil, ni perdonar, ni olvidar y hubo momentos en estos años en que creí que no lo lograría nunca. Pero así fue. Perdoné y olvidé. Hoy quedan sólo cicatrices de aquella fragmentación trágica de mi pequeño y fragil corazoncito. Cicatrices que no tengo la menor intención de borrar porque me recuerdan quién soy ahora.

Nunca ni por un momento dejé de creer en el amor. Ni dejaré de creer en él lo que me resta de vida. Pero ahora soy una mujer mil veces más segura, sólo que ahora soy también mil veces más prudente. Nunca como ahora estoy convencida de que el amor, no el enamoramiento, el amor de verdad, aquel que te transforma por completo es un acto cincuenta por ciento hormonal y cincuenta por ciento racional.

Perdonas y olvidar, por otro lado, no son actos que surjan de la voluntad ( a ver intenten NO pensar en pinguinos bailando....YA....seguro están pensando en pingüinos bailando...Ahora olvidenlo...olvidenlo...olvidenlo...creqo que queda probado mi punto). Creo que son actos surgidos de la fe y de la siempre purificante acción del tiempo.

No moriré de amor.
Ni de olvido.
Y eso es por que alguien tiene fe en mi.

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