15 de septiembre de 2009

Cuestión de gustos.

Estaba leyendo el Top 10 de películas mexicanas, según el staff de cine Premiere aquí. Y pues nada, que hay muchas en las que estoy de acuerdo y otras que nada más no me pasan ni con agua.

Figurense ustedes que osaron poner en una de las listas a Batalla en el cielo. ¡Batalla en el cielo! (por Dios, que es casi, casi sacrilegio).

Yo odio y detesto esa película.

La alucino.

Es la peor película que he visto nunca.

Recuerdo haber salido del cine después de verla y desear no volver nunca más. Ni al cine. Ni a las películas. Así de grave. (Y es particularmente grave si se contempla el agravante de que AMO el cine, lo amo lo amo lo amo).

Pues. Así es esto.

Mi mejor amigo cree que es FA-BU-LO-SA, el mejor retrato del México actual y no se cuánta cosa más.

Si yo fuera crítica de cine, me importaría, y la vería otra vez y me obligaría a mar a Reygadas como todos los críticos de cine de este bonito país que es México.

Pero, no soy crítica de cine, así que me da igual lo que piense mi mejor amigo, ustedes o mis papás.

La película apesta.

Lo cual me acabó llevando a otra reflexión: ¿de qué carajos se construye el gusto? El sábado tuvimos una fuerte discusión sobre la homosexualidad, en la oficina. A mí me dan enteramente lo mismo las preferencias sexuales de quien se les ocurra: mis amigos, mis hermanos, los vecinos, las personas que echan piropos vulgares en la calle... ¿mientras se acuesten con personas en pleno uso de sus facultades mentales, a mí qué?

Pero hay quién sigue pensando que son una aberración de la naturaleza y están bien mientras no nos toquen porque entonces podemos dejarlos ser, porque sí los dejamos ser siempre y cuando no tengan pareja de nuestro mismo sexo y se tomen de la mano frente a nosotros y así porque qué asco que se besen guacala imagínate que te voltee a ver uno de esos y que ni se les ocurra adoptar niños porque van a criar un hijo puto...etc.

Al final recordé una frase de mi oootrooo mejor amigo (gay, by the way) que explicaba algo así como: yo no puedo dejar de ser gay, no me pueden dejar de gustar los hombres, es como decidir que sabor de helado te gusta más, si chocolate o vainilla.

Al final, no hay respuesta correcta. Tanto el helado de chocolate como el de vainilla son deliciosos (bueno, a mí no me gusta el helado de chocolate a menos que sea Chocolate Fudge Browny de Ben & Jerrys, pero esa es otra historia). En lo personal yo prefiero el Cherry Garcia.

Cuestión de gustos.

Y no, no soy lesbiana. Creo.

PD. Batalla en el cielo still sucks.

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