17 de septiembre de 2007

Weekend

Hoy se me ocurren tantas cosas por contar que no sé por donde empezar. Lo haré cronologicamente (en el orden en que vinieron a mi mente) para evitar complicaciones:

1) Viernes por la tarde. Odio las poses. Fui a comer con mis compañeros del trabajo, me la pasé bien, pero pudo ser mejor. Extraño a mis amigos y la verdad no estaba de humor para fiestas. Además, no le agarro la onda a su desmadre, eso de andar en pose de yo no bebo nada que no sea Whisky porque no esta padre, y yo soy supercool y lo mejor del mundo y nadie como nosotros y de aquí nos vamos al Big Red, porque ¿qué onda con eso de no salir de antro el viernes? y osea güey eres la onda no va conmigo.

Tengo un serio problema con eso de las poses. Y no es que me caigan mal, al contrario, pienso que son buena onda y divertidos, pero no me hallo con ellos, tanta soberbia banal me cansa después de 2 minutos. No soporto que la gente crea que porque se junta con tal o cual persona ya está tocado por Dios y todos desearían ser como ellos. La gente así me hace sentir como en película gringa descerebrada. No lo sé. Quizá esa es mi pose.

2) Viernes por la noche. Me enojé porque no me pude quedar a dormir con mi novio. Estaba muy cansada, con un humor de perros, deprimida. Y no me pude quedar con él. Que triste.

3) Sábado por la mañana. Me desperté tempranito para irme a mi taller de teatro. Uy! que emoción!. Pero ¡oh, sorpresa! no llegó nadie. Ni maestro, ni alumnos, nadie. Así que, después de esperar media hora, me fui. Más enojo, esa fue la razón por la que no me quedé con mi novio. Y me desperté temprano en sábado, que es una de las cosas que más odio.

4)Sábado por la tarde. Sesión de recuerdos. No sabía que recordaba tantas cosas en la vida. Desde la férula que mi tio usó en al rodilla durante dos semanas que a mi me parecieron años, hasta las palomitas de caramelo que en ese entonces se tenían que comprar en la calle porque nadie tenía horno de microondas, o la mesa de centro con orillas doradas que existió hace mil años en casa de mi abuela (que ahora es la de mi tía), o mis tardes intentando descifrar la técnica de los artistas que con aerosol crean paisajes a la vista de un publico maravillado. Me acuero de tantas cosas, mi memoria es larga, y eso no siempre es bueno.

5) Sábado por la noche. Intenté ir al cine, pero todas las funciones eran demasiado temprano, así que mi lindo novio y yo nos fuimos al Zócalo. Una de las cosas más geniales de la vida, bueno, para mí; estaba yo al borde de un ataque de risa loca que me hubiera obligado a tirarme al piso. La razón: la guerra de los sonideros. Así, tal cual. PAN y PRD, al más puro estilo de La Changa y anexos, se instalaron en una guerra de sonidos que tenía al Zócalo de la Cd. de México dividido en dos.

Es un honor, estar con Obrador. No hubo sólo un grito, el primero que escuché, clamaba Viva nuestro presidente legítimo el Licenciado Andrés Manuel López Obrador.... y después la convención democrática, y el pueblo de México y etc. Anunciaron que a las 9:45 iban a dar el grito de los libres en contra del presidente espurio. De los de enfrente. De los que robaron la elección. Pero les volvimos a ganar, les demostramos que podemos volver a llenar esta plaza: levanten las manos los que estan con Obrador. Del otro lado, el templete daba la bienvenida a la Banda el Mexicano. Al pueblo PAN y circo, rezaba un cartel.


Y me fui. No tenía ganas de escuchar una pelea de a ver quien grita más fuerte, y además, un rico pozole me esperaba.

6) Domingo. Me choca esperar. Si alguien dice que va a llamarme, debe hacerlo, si alguien me dice, yo te aviso, espero que me avise, si alguien me dice ahí nos vemos, espero que nos veamos. Odio la espera. Y él lo sabe.

En fin, pudo ser mejor, mucho mejor, pero este fin de semana no estuvo tan mal.

4 comentarios:

  1. Újule.
    (Y esa es una palabra que me parece muy divertida).
    Chale con lo del taller de teatro, pero la otra semana se compone.
    :-)

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  2. Jajaja, sí, no estuvo tan mal

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  3. Que paciencia se requiere para dormir con alguien... la verdad te la admiro...

    Yo tengo muy mal dormir, con la única persona con la que duermo a gusto es con mi mapache de peluche...

    Jo. Se llama Watson.

    Y con el comparto los viernes del fin de semana y la verdad no me da pena decirlo.

    D.

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  4. Yo tenía un oso panda de peluche, pero nuestra relación no terminó muy bien. Mi mamá decidió lavarlo un día y la lavadora se encargó de termianr con nuestro idilio...no tuvo un final feliz :(

    Se llamaba oso panda...que derroche de originalidad. Ahora alterno entre mi novio y una mantita color naranja para poder dormir a gusto.

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Lo que quedó: