7 de septiembre de 2007

No importa cuantas veces te hay acariciado, a mí tu piel me parece tan sorprendente como la primera vez. Examino sus texturas, disfruto mirar como cambias bajo mis manos, entre mis labios, entre mis piernas....

Mientras más te conozco, más me maravilla tu existencia. Entre tantos millones de personas, que han vivido en tantos millones de momentos, en millones de espacios, la levedad inasible de nuestra cercanía me conmueve hasta las lágrimas. Sí, lloro, y no me avergüenza que sepas que te amo, que te ansío, que te deseo, que te anhelo, que te suspiro, que te como, que te respiro, que de tí me alimento.

Mientras pienso en la semana que hoy termina (para mí la semana se acaba los viernes y los fines de semana son paréntesis atemporales) me doy cuenta de cuánto me importas. Y quisiera regalarte más que esto que tengo, pero me declaro incapaz. ¿Bastará con una mirada complice, con un beso salvaje, con un abrazo inacabable?

3 comentarios:

  1. Los amorosos callan, el amor es el silencio mas fino.
    ;-)

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  2. Sí, yo creo que basta con una mirada de complicidad. A mí, en lo personal, me satisfacen bastante.

    Gracias por pasar por mi blog, aquí me tienes, devolviéndote la cortesía. ME tendrás por aquí seguido.

    Saluditos.

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  3. Saludos Mar, y eres bienvenida cuando gustes

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Lo que quedó: