3 de julio de 2009

La no-violencia

Estoy tomando clases de yoga desde hace un mes. Fue una gran decisión comenzar a hacerlo: me he sentido fenomenal y he descubierto músculos de mi cuerpo que no sabía que existían. Así ha sido.

Y además he comenzado a reflexionar sobre algunos temas que no habían tenido mayor relevancia en mi vida: mi relación conmigo misma, la energía que desperdicio en enojarme y mantener mis pensamientos obsesivamente en un tema...en fin.

Todo suena tan re bonito, pero pues como todo, seguir los principios es lo más dificil. De acuerdo con las prioridades de la práctica yoguística el principio más importante es el de la no violencia, seguido por la búsqueda de la verdad (una verdad, por cierto, absolutamente subjetiva).

Y justo en el principio es dónde me atoro. Faltaba más.

Es que, he de admitir, soy una persona iracunda en extremo. Soy como aquella serie setentera de una criatura verde: "ustedes no quieren verme enojada".

Así las cosas, he buscado a través de los años controlar mi "dulce" temperamento (mi familia, cual personajes de La Bella y La Bestia de Disney, me repiten incesantemente: "pero sobre todas las cosas: DEBERÁS CONTROLAR TU GENIO"), y aún así hay momentos en que eso de "amarás a tu prójimo" y "tendrás sólo pensamientos, palabras y acciones bondadosas hacia los demás" como que no me sale.

Como ayer.

Mi jefa es un caso de estudio. Me cae bien, pero no somos las grandes amigas. Imaginense que es de esas mujeres que paga su membresía anual en el gimnasio, va a clases de zumba-rumba-mambo, y por supuesto spinning y pilates y body combat y cualquiera que sea la tendencia fitness de la temporada. Y además tiene su reloj contador de calorías, para saber si quemó al menos la mitad del desayuno, y come verduras cocidas y así...y no, no es una rubía escultural. Al contrario, es bastante redondita ella.

Y toda la vida nos molesta a mí y a mi amiga L. con que debemos hacer ejercicio.

Y se enteró de que voy a yoga (cosa dificil de ocultar si me ve con mi tapete). Total que ayer 6pm en punto ella sale volada de al oficina rumbo al gimnasio y dice "¿Qué pasó Mary (si, me dice Mary) no vas a ir a la yoga?, nada más estás tirando tu dinero y ni vas", a lo que yo respondí: "pero sí he estado yendo, si salgo de aquí 6:30 llego perfecto"...

Y entonces ella, ya en plena retirada soltó: "pues a ver si es cierto, porque la verdad es que yo no veo los resultados..."

Y que me quedo callada.

Cual Ally McBeal, me dieron ganas de arrancarle la cabeza...o de menos soltarle algo así como "pues yo he ido un mes, hay quienes ni con un año de spinning diario ven resultados".Pero ya se había ido y yo me quedé con un coraje entripado, que se sumaba al que ya traía por que a mi querido noviecito se le ocurrió ponerse a retozar con una amiga, correteándose por toda la oficina cual chamacos de secundaria.

PARÉNTESIS: Para quien no recuerde Ally McBeal, aquí el video:




Así y todo, es probable que mi jefa tenga razón: yo tampoco veo resultados todavía, porque eso de la no violencia nada más no me entra.

Seguiré entrenando.

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