22 de agosto de 2007

Posteriormente

Ayer iba cantando tristemente por Insurgentes.

Sí, también de tristeza se canta...y bien. La Nostalgia es una enfermedad crónica degenerativa, han pasado ya más de dos años, creo, y aún sigo extrañándola, es como un suspiro que no acaba de salir, como el poema cuyo ritmo sentimos sin recordar sus palabras, como esa sensación trágica de caída inevitable que acompaña en ocasiones al sueño.


No puedo creer, todavía no, que haya salido disparada de mi vida, como un proyectil sin sentido. Nunca había percibido la banalidad de las relaciones humanas con tanta intensidad como ahora, y por ello me parecen más, mucho más especiales.


Nunca dejará de ser mi amiga. ¿Cómo sería eso posible? Tanta complicidad no se borra de un carpetazo, tanto cariño, tantos planes irresueltos, tantas promesas a futuro. Sigo sin encontrar palabras para definir como me siento al respecto, y la verdad es que no sé si valdría la pena. Para mí la mayor traición consistió en su ausencia y su silencio, una traición contra ella misma y contra nuestra amistad que no sé si algún día podré perdonar. Porque al final, me sentí culpable de no entenderla, de no haber estado allí cuando todo pasó. Fue fácil hacerse a un lado, pretender que todo se solucionaría, sin mí, yo no tenía nada que hacer en el enredo. Pero igual perdí una amiga.


Y en un día cualquiera, caminando por Insurgentes, me dan ganas de cantarle, de abrazarla, de saber que está bien. Ir al cine, tomar un café, saber que está viva. Porque la incertidumbre de su vida me afecta más que la certeza de los otros lazos que quedaron. Porque a la sombra de su ausencia, su presencia me parece más necesaria.


La extraño.


Es sólo eso.


1 comentario:

  1. ...Como un suspiro que no termina de salir...
    Eso me gustó.
    Te entiendo, a veces el vacio que deja la gente cuando se vá es mayor al espacio que llenaba cuando estaba cerca; el clima no ayuda, llueve demasiado y aunque me gusta, me deprime.
    @-->---
    Saca todo tu suspiro.

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