13 de noviembre de 2012

¿Cuál será el final de esta historia?
Ningún indicio ha aparecido, 
ninguna señal...
todo rumbo al olvido.

Mis tristezas se esconden
en aquellos rincones que cerré con candado,
me persiguen fantasmas de mis sueños pasados.
Mientras, anochece.

No siento el peso de este día transcurrido, 
no siento el contacto de mis pies sobre el suelo.
Mi cariño, mi afecto,
ya no son suficientes.
Mi corazón es un témpano de hielo.

Cada mañana despierto
con la losa del mundo aplastando mi cabeza.
Es el canto de la sirena, 
yo lo sigo.
Esperanza es su nombre.

Caigo de mil alturas diferentes.
Máscara tras máscara se destrozan todos los rostros
contra el pavimento.
Yeso agrietado.
Sonrisas quebradas.
Quisiera ver hacia el fondo de esos ojos mudos
que hoy ya no conozco.

No encuentro la paz en ningún lado,
el desasosiego es mi compañero, 
me aferro a mis lágrimas, no escapen.
Cuando duele,
-porque duele, y mucho -
me pregunto si el dolor pasará.
Cuando pesa,
-porque pesa, y mucho - 
me pregunto que razones ocultas 
me impiden dejarlo todo atrás.

Rejas gigantes, 
cantos apagados. 
Un árbol de espinas en el que canta un ave
color naranja. 
Cierro los ojos, 
no me espino.
El camino es estrecho .

Siento en mi pecho la zozobra.
Naufragar.
El deseo universal de la soledad.
Mientras.
Sólo dolor,
dolor que no pasa,
dolor que se queda. 
Y el infinito ciclo de los días.

 
El mañana me encontrará aquí, igual que siempre.

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