25 de septiembre de 2012

Que se acabe el puto mundo ya

Ya se que no lo parece, pero en el fondo siempre intento mantener una sonrisa perenne. Ahí, en el fondo, un poco tímida, protegida por un frágil fanal. Siempre esa pequeña sonrisa que brota con un chiste absurdo en la TV o con placeres tan mundanos como un bote de helado...

Pero mi reserva de sonrisa chiquita se ha ido agotando. Y estoy llegando al punto en el que ya no se dónde conseguir más. El sabado fui a una recarga de emergencia con mis amigos, los necesitaba, necesitaba reir con ellos quejarme con ellos, abrazarlos y sentirlos cerca. Eso me dio la sonrisa suficiente para enfrentar esta semana...y llega el miércoles y yo siento que ya no me queda casi nada de esa sonrisa.

Estoy en crisis (por si alguien en la vida no lo había notado).

Hoy me desperté muy fresca por la mañana. La primera vez en dos meses. Abrí mis ojos sin necesidad de despertador, me dirigí inmediatamente a bañarme. Y es que tuve un sueño que me llenó de alivio.

Soñé que se acababa el mundo.

Y no, no me provocó angustia, ni tristeza, ni una pena profunda por la humanidad. Vamos, ni siquiera esa nostalgia absurda asociada al pensamiento de la propia muerte. No. Yo lo que sentí fue tranquilidad y alivio.

No es la primera vez que sueño con el apocalipsis. Lo he soñado muchas, muchas veces. Alguna vez por terremotos, otra por bolas de fuego extraterrestres, alguna más a causa de hechiceros malvados, esta vez fue a causa de una inundación...

Me alegré de que el mundo se acabara. Y es que últimamente para mi, pasado y futuro se unen en un loop interminable de cosas sin sentido, de preguntas sin respuesta, de respuestas sin pregunta y francamente yo ya me siento incapaz de imaginar un mundo diferente. Es muy pinche triste.

Y así las cosas, con toda mi frustración, y mi tristeza, y mi necedad, y mis sueños rotos, y mis ganas de ser otra (la otra que se quedó en el tintero)...con todo eso, ya no me queda sonrisa chiquita. Ya sólo me queda el deseo profundo de gritar: Que se acabe el puto mundo ya. Y ver como se acaba.

Nada.

Bueno, al menos me queda el consuelo de que todo, todo, todo se acaba.

Algún día.

This too shall pass.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Lo que quedó: