2 de enero de 2015

Posibilidades.


2014 fue un año de mucho movimiento y sacudidas, literal y figuradamente. Me parece que la persona que me veía desde el espejo el 1o de enero de 2014 es una muy distinta a la que veo el día de hoy.

Perdí personas importantes , el fallecimiento de una buena amiga me hizo poner en perspectiva el verdadero valor del trabajo en comparación con los otros aspectos de mi vida, replantearme el concepto de éxito y mi necesidad compulsiva de cumplir las reglas.

Rompí muchas reglas, sólo para darme cuenta de que así se está mejor.

Tuve un encuentro cercano con un trailer que destruyó la mitad de mi coche...y tanto Sergio como yo salimos ilesos. Y yo no se si llamarle milagro, coincidencia o advertencia, pero pueden estar seguros que mi agradecimiento y amor por la vida se volvió enooorme.

Laboralmente fue un año de grandes retos, una verdadera pesadilla. Hubo grandes tropiezos. Desanimo. Estrés máximo. Y aún así, disfruté como nunca mi trabajo gracias a grandes personas que me hicieron sentir parte de un equipo que hace las cosas con el corazón...a pesar de los madrazos.

Confié más, reí más. Amé infinitamente.

Bebí café como desesperada.

Dormí poco y mal.

Estuve en el hospital gracias a una apendicitis. Adiós apéndice.

Fui constante para ir al gym...durante unos meses.

Básicamente, hubo días buenos y días malos, pero llenos de intensidad. Mis aprendizajes del año: el desapego, la contemplación y la paciencia.

2014 se va dejando tras de sí caos e incertidumbre, 2015 llega con grandes planes y esperanzas.

 En 2014 aprendí a mirar con otros ojos, 2015 será el momento de aprender a creer. En la oscuridad, sólo la fe nos guía.

Es tiempo, creo, de navegar en aguas desconocidas y aprender a quemar las naves. Dejar ir . Un horizonte de posibilidades infinitas se abre ante mi, lo cual resulta aterrador y emocionante al mismo tiempo.

Ya veremos.

Mientras tanto, empecemos el año con un viaje, que es siempre la mejor manera de comenzar.


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