21 de enero de 2015

2015: Pura Vida

Dicen los que saben que en Costa Rica la frase "Pura Vida" tiene más de 7 significados diferentes, es saludo, despedida, consuelo, esperanza, resignación. Por qué al final, todo es eso, Pura Vida, lo bueno, lo malo y lo regular.

Lo que obviamente yo no sabía es que en realidad la frase viene de México, de una película de Clavillazo que llenó los corazones de Costa Rica al grado de adoptar la frase como filosofía y bandera (e incluso como slogan de sus campañas de promoción turística).

Persiguiendo el santo grial de la desconexión vacacional absoluta, me dejé llevar por la frase y en un día de absoluta depresión compré unos boletos de promoción en Avianca nada más para ver si era cierto lo que se decía del también llamado país verde. Vámonos a Costa Rica, le dije a Sergio.

Y nos fuimos.




Lo que entendemos por Eco Turismo.

El eco turismo y yo somos uno mismo. Me encanta disfrutar de días y noches en cabañas alejadas del mundo en donde no hay ni contactos para cargar el celular en la habitación y la única luz nocturna es la de algunas antorchas y las estrellas. Eco turismo=turismo rústico. O eso pensaba yo.

Luego llegas a Costa Rica y lo que encuentras es pura infraestructura turística de primer nivel, con Wi Fi en la habitación y tarifas altísimas para comprobarte que estás en primer mundo. Las aguas termales no son como Ixtapan de la Sal y lo que encuentras es un paraíso que comprueba que otro mundo mejor existe, pero es muy caro.

La experiencia turística de Costa Rica, por más diversa que pueda ser, me dejó un sabor a parque de atracciones para gringos. Todo muy lindo, todo muy limpio, mucha naturaleza, verdes intensos que hacen que te duelan los ojos después de un par de horas en carretera...y sin embargo, eché en falta la experiencia rudimentaria y exótica que es el ecoturismo a la mexicana.


Todo es más caro que la gasolina.



Si alguna vez viajan a Costa Rica, les recomiendo encarecidamente que renten un auto. Hay muchos muchos puntos de interés turístico, pero llegar a cualquiera de esos puntos implica desplazarse y no es que el transporte del país cuente con muchas y accesibles opciones.

Siempre se pueden contratar shuttles, con GreyLine o Interbús. Hay algunas rutas de camiones, que siempre van con gente de pie, pero me quedé con ganas, muchas, de realmente perderme por las carreteras llenas de verdor. No, no confién en los blogs de gringos asustados que se quejan del estado de las carreteras. si alguna vez han ido a Hierve el Agua por el camino viejo o han tenido el atrevimiento de cruzar Chiapas por carretera (la ruta a Las nubes, o la conexión Tuxtla Palenque por poner un ejemplo) están más que capacitados para manejar por Costa Rica. Y no, no necesitan un 4x4.

La otra opción que les queda son los taxis. Caros. Carísimos. Con tarifas en dolares que hacen que un simple day tour implique un gasto en transporte de aprox. 100 USD. Y nada está cerca. Hagan cuentas.


El país con más guías de turistas del mundo.

Eso sí, todos, absolutamente todos los taxistas, transportistas, botones, tenderos, TODOS pueden darte una cátedra sobre su país. Cuál es el punto más alto, el más bajo, el más al sur, el más al norte, dónde se como mejor, los hoteles con mejores tarifas, de dónde salen mejor las fotos, en que año se inauguraron cada uno de los parques nacionales, el porcentaje de territorio dedicado a la conservación ecológica, en que año se decretó la independencia, por qué tal ave o tal mamífero, la historia política de centroamérica, el número total de habitantes, el número de inmigrantes, las relaciones comerciales de Costa Rica con sus países vecinos, el año en que se disolvió el Ejercito...puras razones para sostener porque Costa Rica es el país con mejor índice de felicidad en el mundo.

Yo, como buena hater chilanga, lo encontré desesperante después de un tiempo. Pero envidié ese conocimiento y orgullo de su país, tan difícil de encontrar en mi hermoso México.

Envidia de la buena.



Uno de los primeros viajes que recuerdo fue a Chiapas, tendría yo como siete años y fuimos a Palenque. Recuerdo una selva gigantesca y abrumadora, con iguanas verdes caminando por doquier y monos araña columpiándose felizmente entre las ramas. Pero claro, eso fue hace mucho tiempo, hace un par de años que volví a ir la impresión que me quedó de la selva lacandona fue otra: triste, deslavada. La exhuberancia que me había dejado sin palabras en mi niñez se había ido y ahora sólo quedaban parches malogrados de algunos árboles que parecían obligarse a mantenerse juntos a fuerza de costumbre.

Si envidié algo de Costa Rica es esa preservación glamourosa, orgullosa y hasta un poco pedante que hacen de sus recursos naturales. No en vano los hermosos paisajes, las carreteras siempre verdes, las especies exóticas y confiadas, las flores multicolores, las enredaderas centenarias.

Eso si es Pura Vida.


Pero ninguna playa como las de México.




Eso sí, que me disculpen, pero como las playas de México no hay dos. Cualquiera de nuestras playas en el caribe, CUALQUIERA, supera a Manuel Antonio (que según Trip Advisor es de las mejores playas en el mundo...pfff). Y Jacó, una de sus playas surfers más reconocidas, no está ni cerquita de la buena vibra, color y vida que tiene Sayulita.

Yendo a Costa Rica, me reenamoré de Cancún, Playa del Carmen, Majahual, Holbox, Puerto Vallarta, Loreto, Tecolutla...del mar mexicano, pues.



En conclusión.

Costa Rica es Pura Vida: verdor, volcanes, sonrisas, orgullo. Lo disfruté muchísimo. Pero como México no hay dos y como siempre, el ejercicio de comparación de visitar otro país, me hace valorar muchísimo más el gran tesoro que es México y lo mucho que amo ser mexicana.



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