7 de marzo de 2011

La roca que siempre estuvo ahí

Creo que ya lo he dicho antes, pero lo confirmo todos los días. Si algo me gusta de las historias es esa sensación de propósito que encierran, esa suerte de destino contenido que hace que todo pueda hilarse de manera coherente, convirtiéndolas en algo verosímil, estableciendo un estilo narrativo, convirtiéndolas en algo único que no puedo haber sido de otra manera.

Tenía ya un rato sin escribir de cine (no por falta de ganas, créanme) y aunque estoy un poco atrasada no quería dejar de escribir de 3 cintas en particular que me pusieron la piel chinita.

La primera Black Swan. Natalie Portman tenía  que ganar ese Oscar. La historia me encantó y me mantuvo al filo del asiento toda la función. El maquillaje y el diseño de producción son impecables. Y Mila Kunis...bueno, Mila Kunis me hizo recordar el concepto de heterosexual flexible que ya se me había empolvado jajaja.

Darren Aranofsky es un gran director y creo que cada cinta suya me gana un poco más.En esta en particular demostró su entendimiento de la psique humana y logró conferirle una suerte de terror psicológico muy al estilo a un laberinto de espejos que termina por provocar desesperación y aturdimiento. No me atrevo a decir que debió ganar como mejor película, porque según yo debió ser Inception, pero si ya iban a irse por el drama como toda la vida, creo que si le tocaba.

Después, la ganadora, El discurso del rey. Conmovedora, divertida y clásica. Se le nota a leguas la factura inglesa. Pero a pesar de su conservadurismo visual y narrativo, ver a Colin Firth y Geoffrey Rush actuando juntos no tiene desperdicio.

A mi me llegó porque yo misma enfrenté problemas de lenguaje en mi infancia y una mal pronunciada "R", que persiste de manera disimulada hoy en día, me provocó toda clase de burlas. Al menos mejoró con los años...

En fin, creo que es posible leer la historia en varios niveles y todos ellos muy interesantes, desde el poder de la psicoterapia, el valor de la amistad, el amor incondicional en el matrimonio, los juegos de poder hasta la influencia de los nuevos medios en la conformación de la imagen personal. Toda una joyita, pero como dije, no creo que mereciera ganar mejor película. El guion muy bien, pero es muy tradicional cinematográficamente hablando.

Y al final 127 horas. Justo al contrario de lo que pasa en El discurso del rey, los recursos visuales de Boyle son de una frescura infinita. Por algo es de mis directores favoritos, siempre encuentra una manera distinta de mostrarte las cosas. siempre. Y eso hace que sus películas siempre tengan un factor sorpresa que no puedo resistir. Simplemente me encanta.

Y si ustedes no se retorcieron en su asiento mientras Aaron se liberaba de la roca...bueno, ¿pues de qué están hechos? Y el soundtrack...miren que cerrar con Sigur Ros...

Al final, las 3 películas me gustaron porque tienen algo en común: una estructura del relato impecable. Un protagonista enfrentando su destino sin posibilidad de escapar de él. Y es que las mejores historias pueden resumirse en eso, en un "héroe" que sabe que hay una roca, su roca y que toda su vida se encaminó siempre hacia ella. No podía ser de otra forma.

Yo sigo andando para encontrar la mía.

Benditas historias, alimentan mi fe en la entropía.

1 comentario:

  1. Misma opinión de las 2 primeras películas, la última no la he visto y ya me dejaste la cosquillita... gracias :)

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