18 de diciembre de 2007

Era Rodolfo un reno....

Mi nariz.

Daría cualquier cosa por cambiar mi nariz. Y no solamente porque es muy poco agraciada ( es como una gran bola en medio de mi cara) porque no soy particularmente vanidosa, sino porque es terriblemente castrosa (sí, no encontré mejor palabra).

Mi problema comenzó, creo, cuando era niña. Era muy enfermiza, los doctores me enviaban antibióticos dos veces por mes sin lograr controlar nunca mis achaques. Conforme fui creciendo supongo que me acostumbré, y salvo mis repentinas ronqueras en la secundaria, mi salud mejoró.

Cuando entré a la universidad, sin embargó, sufrí una recaida espantosa que me impedía del todo respirar pues inuilizaba una de mis fosas nasales. Tuve que ir al doctor.

Descubrieron que tenía yo algo denominado Rinitis alérgica. No hay cura, dijeron, pero se puede controlar con antihistaminicos y vacunas.

El tratamiento con antihistamínicos no me curó, pero me hizo dormir como angelito, incluso en medio de las fiestas más prendidas. Las vacunas, después de un año de aplicarlas religiosamente cada tercer en día en mi lindo brazo con un terrible dolor de por medio ( mi umbral de dolor es muy bajo) dejaron de funcionar. Sólo me provocaron una terrible reacción que provocó que mi brazo se pareciera al de Shreck (o al de Juana Barraza, como diría mi linda cuñadita).

Total, para no hacr el cuento largo, la doctora dijo ps si, ya no te funcionan las vacunas, vamos a suspenderlas y sólo tomate los antihistaminicos cuando te sientas muy mal.

Soy alérgica basicamente al polvo, al polen de 23 diferentes especies de pasto, al cedro, al pino, al roble, y a otros 16 árboles. La solución, dicen algunas revistas, s no exponerse al aire libre, cerrar todas las ventanas cuando estas en casa, lavar sabanas, toallas y ropa con agua caliente y no tenderlas al aire libre, básicamente, encerrarse y dejar de respirar.

Me niego. Pero en épocas como estas en que las coniferas aumentan y mi nariz no deja de picarme, me pregunto si Rodolfo no sufriría de lo mismo.

¿Podré pedirle una nueva nariz a Santa Claus... o al niño Dios... o a los Reyes Magos?

Yo creo que no... pero al menos podría ser más linda.

1 comentario:

  1. No te imagino con otra nariz...

    ¿Cómo serías?

    ¿Cómo será Rodolfo con una nariz negra?

    ¿Te acuerdas de los otros renos?

    D.

    ResponderBorrar

Lo que quedó: