Escribo tu nombre con minúscula porque tanto tú como yo sabemos que no estoy segura de que existas. A veces, cuando el cielo luce colores indescriptibles o cuando una mariposa azul se posa sobre mi brazo, estoy segura de que es tu mano la que los pone ahí. Quizá lo haces para hacernos felices, quizá por simple y llana diversión.
Normalmente no es tu nombre el que ocupa mis pensamientos cuando las cosas salen mal, pero tampoco cuando salen bien. Aunque celebro hipócritamente el nacimiento de tu hijo cada 24 de diciembre, no he rezado desde hace años, y tampoco he ido voluntariamente a misa. Voluntariamente.
Pero ayer en la noche, quizá lograste reconocer mi voz entre los millones de voces que acudieron a tí. Quizá. Si estás ahí arriba.O abajo. O a mi lado. Quizá no. Pero es que sentí nacer dentro de mí la necesidad de rezar y esa es una necesidad que me sonaba ajena e impenetrable, pero también imposible de eludir.
Recé, por primera vez desde hace tanto, ya ni siquiera podía recordar las palabras. ¿Cómo me tengo que dirigir a tí? ¿Dios?¿Jesús?¿Padre?
No lo sé. Sólo te dije hola, y asumí que si estabas ahí sabrías que era a ti a quien hablaba. Hola, dije, y lloré. Te dije que me sentía culpable de no dar gracias a diario, que no sabía a quien dirigir mis agradecimientos, y por lo tanto hablaba a alguien a quien no podía ver. Con los ojos cerrados, agradecí profundamente el sentir sobre mi cuerpo una manta caliente, agradecí tener sobre mí un techo, agradecí haber visto la sonrisa de mi mamá y mis hermanos antes de dormir y haber escuchado a mi novio diciéndome te amo una vez más.
Lo agradecí porque no pierdo nada agradeciendo. Porque todo puede perderse en un minuto. Y entonces te pedí que velaras por la gente en Haití. Sálvalos te dije, haz algo por ellos.
Pero yo ya no sabía si escuchabas. Hoy por la mañana que vi las noticias, casi podía estar segura de que no seguiste escuchándome hasta el final.
Sigo preguntándome si estás ahí. Quizá si algún día te encuentro pueda hacer las paces con el mundo. Te extraño.
Dolorosa entrada... Pero necesaria.
ResponderBorrarBesos, Marisol.
Me identifiqué mucho con lo que escribiste.
ResponderBorrarNo habría podido escribir como me siento al respecto mejor de lo que tú lo hiciste.
Y será tal vez porque he pasado por cosas muy difíciles que le doy gracias de vez en cuando.
Porque como bien dices todo puede perderse en un minuto...