6 de enero de 2010

El incidente Arce

Ayer pasé un día muy divertido siguiendo todo lo que la opinión que Esteban Arce expresó al respecto de los homosexuales en su programa suscitó en la comunidad twittera. Y el que fuera divertido no significa que no sea serio.

Vayamos más allá de la obviedad. Estebán Arce mostró una actitud totalmente homofóbica, señalando la homosexualidad como algo anormal y señalando, adicionalmente, que el fin último del sexo es la reproducción. Evidentemente, la comunidad gay, y la izquierdosa que cree que apoyar a los gays es la cosa más pro del mundo, se pararon de pestañas.

Con justa razón. Lo mismo pasaría si de repente se le hubiera ocurrido decir que las mujeres no deben trabajar (aunque eso también lo ha dicho en su programa). O si hubiera dicho algo en contra de los niños del Teletón. O en contra de los ancianos. Minorías.

Uno de los pilares de la democracia es la cultura democrática, sostenida en valores fundamentales: respeto, tolerancia, equidad. Liberalismo democrático.

Es ahí dónde empiezan las honduras del tema. ¿Debe prohibírsele a Esteban Arce expresar su opinión respecto al tema de la homosexualidad (o cualquier otro)? ¿cuáles son los límites de la expresión a través de un medio de comunicación (privado, by the way)? ¿Debemos, en aras de la libertad y la tolerancia, emprender prohibiciones y censuras?

Me asombra la doble moral de este país. Tan profundamente católico y tan profundamente revanchista. ¿Por qué el cardenal Norberto puede decir exactamente las mismas palabras desde su púlpito todos los domingos, pero un comunicador – de una empresa privada- no?

Evidentemente no tengo las respuestas.

Y me gustaría aclarar, que en ningún momento respaldo o estoy a favor de la postura de Arce. Me parece una opinión primitiva y retrógrada, una visión genitalista del género. El género, la sexualidad, es algo mucho más complejo que tener pene o vagina, y mi humanidad no se limita a ser hombre o mujer, niño o anciano, y ser persona no tiene nada que ver con la ropa que visto o mi color de piel. ¿Qué no somos todos humanos? La normalidad es un invento de cada cultura, los griegos pensaban que el hombre doble, la unión de hombre con hombre era lo más cercano a la perfección de los dioses.

Aún así, distintas iglesias han condenado la homosexualidad a través de los siglos, ¿tenemos algún derecho a decirles que están mal? ¿Deberíamos prohibir entonces la religión?

Lo correcto es siempre un asunto complicado. Aquí el video.


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